El ceremonial de la inauguración del curso universitario sirvió de marco a Javier Fernández para ligar financiación autonómica y precariedad de servicios públicos. El presidente del Principado advirtió sobre el peligro que se avecina al barajar el Gobierno central y las principales comunidades autónomas un cambio en el sistema de financiación que consiste en dar gran libertad de disposición sobre los tributos a los gobiernos regionales, perdiendo protagonismo los fondos de solidaridad en el sostenimiento de los servicios públicos. Las comunidades más ricas, al obtener más ingresos fiscales, podrán tener unos servicios de más calidad que los territorios más pobres. La autonomía fiscal beneficia a los fuertes y los fondos de solidaridad respaldan a los débiles. Si los pronósticos de Javier Fernández se confirman, estamos ante un cambio de paradigma que dañará profundamente a nuestra región, que es una de las comunidades que recibe más financiación por habitante.
Javier Fernández señaló que las premisas del nuevo sistema se inscriben en el discurso del nacionalismo catalán y en el “españolismo castizo” del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid. El presidente del Principado repasó algunos de los rasgos fiscales de la comunidad madrileña, donde tienen su domicilio fiscal el 49% de los españoles que declaran ganar más de 600.000 euros al año y donde viven la mayoría de los ejecutivos de las empresas multinacionales. Se puede aportar algún otro dato sobre la captación de recursos fiscales por parte de la comunidad de Madrid, un territorio hacia el que emigraron 5.000 empresas, en los últimos tres años, provenientes de otras regiones, como Asturias.
El nacionalismo catalán ha hecho pivotar toda su estrategia política sobre el argumento del agravio fiscal. La patronal catalana fue pionera, abriendo la demagógica vía de las balanzas fiscales. Un discurso monocorde: pagamos mucho y de ese dinero se aprovechan otros. El caso de la Comunidad de Madrid es muy distinto. Los gobiernos autonómicos madrileños fueron el mejor baluarte de la solidaridad, aportando más que nadie a los fondos de solidaridad y dando un ejemplo de cohesión nacional. Javier Fernández debería preguntarse si la elevación de los tipos impositivos, a niveles máximos, no es la clave para que ciudadanos y empresas se vayan de Asturias.