La reunión de PSOE y UPyD para hacer balance de mandato terminó con un resultado impreciso, porque unos dijeron que todo va bien (los socialistas) y los otros (seguidores de Rosa Díez) evitaron entrar en concreciones refugiándose en el tópico de la necesaria aceleración de las reformas. Las explicaciones tuvieron un punto de comicidad, porque los asesores de Ignacio Prendes (el jefe no participó en la reunión) no quisieron aclarar si la negativa de los socialistas a aprobar la reforma electoral condicionaba su postura ante los presupuestos de 2014, mientras que Jesús Gutiérrez, número dos de la FSA, declaró que UPyD desligaba reforma electoral y negociación presupuestaria. Situados en posición harto incómoda, los asesores de Prendes volvieron a salir a la palestra para aclarar que en nombre de UPyD sólo podían hablar ellos, sin confirmar o rechazar lo dicho por Jesús Gutiérrez.
Hay un gran contraste entre la postura firme y beligerante de IU ante el Gobierno regional, en la antesala de la negociación presupuestaria, y la retahíla de ambigüedades del “partido rosa”. Hablar de reformas, en abstracto, no es decir mucho, y vale de muy poco cuando se hace un balance positivo del cumplimiento del pacto. Si la gestión del programa acordado merece la aprobación, será que las medidas aplazadas no son excesivamente importantes. Los asesores de Prendes fueron deliberadamente ambiguos para tener margen de maniobra cuando Javier Fernández los llame a negociar el presupuesto.
A UPyD le va a costar mucho resistirse a los cantos de sirena de los socialistas, cuando desempolven el discurso de la responsabilidad institucional, el compromiso con los servicios públicos y la creación de empleo. Las cuatro letras del partido representan un solo escaño y fuera del territorio del acuerdo UPyD es muy poca cosa. Decir que el pacto va bien cuando no se gastó la minúscula cantidad reservada a la inversión productiva ni se dio salida a la escasísima partida presupuestaria de los planes de empleo y se paga el salario social con un retraso de año y medio, es lo mismo que dar un cheque en blanco al Gobierno para que administre en nombre los diputados del PSOE y del escaño de UPyD. La táctica de los seguidores de Rosa Díez consiste en amagar y no dar; su objetivo es ganar protagonismo y luego pasarle los trastos al Principado para que gobierne por todos.