Debate entre la consejera de Hacienda y los grupos de la oposición sobre la ley de endeudamiento presentada por el Principado que da derecho a acceder a otros 72 millones de crédito. Según Emma Ramos, la portavoz del PP, la postura de recurrir a más deuda es una barbaridad con la cantidad de socavones que tiene la economía de la comunidad autónoma. La diputada del PP debería mirar para los demás gobiernos regionales y si encuentra uno solo que renuncie a utilizar el margen extra de déficit concedido por el Ministerio de Hacienda tendrá argumentos sólidos para la crítica. En caso contrario, mejor callar o buscar nuevos argumentos. Foro puso el dedo en la llaga al afirmar que los ingresos presupuestarios están artificialmente hinchados y hay que recurrir a la deuda para financiar las partidas de gasto.
Dolores Carcedo hizo la clásica defensa del déficit de los gobiernos de izquierda que no renuncian a endeudarse para relanzar la actividad económica y atender las necesidades sociales. La consejera aseguró que si el Gobierno central permitiese al Principado un mayor nivel de endeudamiento, no vacilaría en incurrir en una cantidad mayor de déficit, ya que hay mucha gente pasando grandes necesidades. El discurso de Dolores Carcedo es impecable, propio de la más pura ortodoxia socialdemócrata, pero pierde credibilidad cuando comparamos sus palabras con las actuaciones de su Gobierno. El Ejecutivo de Javier Fernández no consume los recursos en activar la economía regional ni en atender las demandas sociales, dedicando las partidas que están en sus manos a dos objetivos: pagar sueldos e incrementar los ahorros. Es el único Gobierno autonómico que a mitad del ejercicio tenía un superávit de cien millones de euros. No se entiende para qué quiere Javier Fernández incrementar el techo del déficit cuando le sobra dinero. De los 384 millones de euros destinados a inversión en el acuerdo de concertación, tiene más de 300 sin gastar. Un día cualquiera se va a acordar Cristóbal Montoro de que existe Asturias y nos va a anunciar que rebajará aún más nuestra cuota de déficit para transferirla a Valencia o Cataluña, que la necesitan más que nosotros y, encima, la gastan.
Resulta admirable que los aguerridos sindicatos asturianos, firmantes del acuerdo de concertación, callen como muertos ante esta realidad. ¿Serán cómplices?