De tomadura de pelo califica IU el comportamiento del PSOE en la negociación de los presupuestos. Los líderes de IU están irritados porque los socialistas se permiten hacer llamadas a la responsabilidad sin haberse dignado a responder a las propuestas realizadas por su ex socio.
La FSA es un elefante en el mapa político asturiano. Primer partido de la región en votos, en escaños parlamentarios, y en número de alcaldes y de concejales. En tres décadas de etapa autonómica, el PSOE gobernó durante veintidós años. Con ese bagaje, los socialistas adquirieron inercias, comportamientos, pautas, que no se cambian de la noche a la mañana. El PSOE asturiano no es un partido pequeño o mediano, que tenga capacidad y reflejos para variar de táctica política en función de las circunstancias. El ejemplo más claro está en Gijón: tras treinta y dos en el poder, los socialistas no asimilan su ubicación como grupo opositor y tienen un discurso irritado como si Foro no tuviese derecho a gobernar. Ya se sabe, cuando la izquierda une sus fuerzas en la sesión de investidura realiza un acto profundamente democrático, pero si lo hace el centro-derecha se convierte en una maniobra turbia.
En la negociación de los presupuestos se produjo un cambio en el guión, IU pasó a jugar al ataque y UPyD se quitó de en medio en cuanto le dieron oportunidad. La ceremonia socialista de llevar la negociación a una interminable serie de encuentros para acabar dando dos propinas a IU a cambio de sus votos para aprobar las cuentas no se puede reproducir este otoño. Los dirigentes socialistas están desorientados, sin saber si es mejor dar una nueva oportunidad a la negociación extrapresupuestaria o si procede ya liquidar la fase de contactos y verse las caras en el Parlamento con los cuatro grupos de la oposición. El plan inicial de Javier Fernández era acudir a la Junta General del Principado con un pacto cerrado, pero no fue posible porque IU y UPyD tienen abiertas las heridas de la reforma electoral. Son dos cosas distintas, pero en política contabilizan juntos favores y desaires, y el PSOE tiene una cuenta pendiente los ex socios.
Salvo sorpresa mayúscula, la negociación está muerta. Lo mejor que le puede pasar al proyecto de presupuestos que se registrará en la Cámara es que quede desfigurado en el Parlamento, atravesado por enmiendas parciales. Y lo peor es que sea devuelto, con lo que ganarían todos los asturianos.