Javier Fernández se despachó a gusto con Ignacio Prendes, alabado socio del Gobierno hasta ayer. El presidente del Principado dijo que “ni la derecha populista más montaraz y asilvestrada, de la que tenemos en Asturias acreditados representantes, comete el error de anunciar su rechazo previo a los presupuestos”. Parece mentira que una persona tan moderada y razonable, de formas amables y nada altisonantes, se transforme en un político iracundo en cuanto le formula alguna crítica un miembro de la oposición. En algunos turnos de réplica en el Parlamento recurre más a los epítetos que a los sustantivos, dando paso a las descalificaciones y olvidando los argumentos. No recuerdo que Zapatero le dijera algo similar a Aznar o a Rajoy.
Se equivocó en la forma el presidente del Principado y también en el fondo. Veamos. Rechazar el presupuesto sin conocerlo es una decisión premeditada de Rosa Díez (¿también política montaraz y asilvestrada?), que encierra un mensaje evidente: jamás contará el presidente socialista con el respaldo de UPyD, mientras no apoye la reforma electoral. Es un aviso válido para lo que queda de esta legislatura y también para la próxima, cuando es probable que UPyD cuente con algún otro escaño. Es el resultado de una decepción política y personal. Rosa Díez sabe perfectamente que discutir sobre las partidas presupuestarias es más cómodo para Ignacio Prendes, pero en ese caso el disenso podría desviarse sobre las cifras concretas, pero con la fórmula elegida no hay espacio para las interpretaciones: la deuda de la fallida reforma electoral debe pagarla Javier Fernández si quiere formar mayoría con UPyD.
El protagonismo de la jornada correspondió a Gabino de Lorenzo, que con su herrumbroso estilo afirmó que el PP sabrá entenderse con el PSOE para que Asturias tenga presupuesto. Señoras y señores: el “plan B” salta a escena. Cada vez que el PSOE está en peligro corre De Lorenzo en su auxilio. Así hizo en enero de 2012, cuando la dirección regional del PP había acordado negociar con Álvarez-Cascos el presupuesto del Gobierno de Foro. Antes de que el centro-derecha se consolidara en el Gobierno, llegó De Lorenzo para rescatar al PSOE del ostracismo. PSOE y PP unidos forman una alianza invencible: 27 escaños. Llegó el momento de quitarse la careta, el PSOE con un presupuesto apto para Rajoy y el PP entregado a su labor favorita: reforzar el poder del PSOE.