De Lorenzo vuelve a la carga. A las cuarenta y ocho horas de irrumpir como elefante en una cacharrería en la política autonómica, Gabino de Lorenzo (¿pertenece a la derecha montaraz y asilvestrada, como Ignacio Prendes y Álvarez-Cascos o su caso es distinto por trabajar a favor de los intereses del Gobierno socialista? Sería interesante conocer la opinión de Javier Fernández) apeló al estilo condescendiente para decir que confía en que Mercedes Fernández tenga la suficiente sensatez y responsabilidad para apoyar los presupuestos de Javier Fernández. Dos conclusiones.

El delegado del Gobierno pone toda la carne en el asador para que Javier Fernández no quede huérfano de aliados en la Cámara. En dos años como delegado, es la primera vez que De Lorenzo se muestra beligerante en la política autonómica. No lo hace para defender a su partido, sino para meter al PP en un buen lío, al convertirlo en Cirineo del Vía Crucis socialista. Subordinar los intereses de su partido a los del PSOE es algo que no había hecho ningún dirigente del PP, porque en todos los acuerdos realizados por el bipartidismo (PSOE-PP) asturiano ambos partidos obtenían ganancias. En esta maniobra de Gabino todo el beneficio es para el PSOE, asumiendo el PP el coste de dar solidez al Gobierno de Javier Fernández.

Más interesante es, aún, los efectos de la jugada del delegado del Gobierno dentro del PP. Si De Lorenzo, representante del Gobierno central en la región, se permite intervenir repetidamente en un asunto que afecta directamente a Mercedes Fernández, por su doble condición de presidenta del partido y presidenta del grupo parlamentario, es porque De Lorenzo ha empezado a moverle la silla a Cherines. Conociendo a Gabino, un político mucho más receloso de lo que aparenta por su estilo faltón, cabe suponer que cuenta con permiso de la superioridad. Alguien en Madrid le dio autorización para desestabilizar a Mercedes Fernández, diciendo lo que tiene que hacer ante la decisión política de más calado del año. Si la presidenta obedece la orden o consejo del ex alcalde de Oviedo, habrá renunciado a la potestad inherente a su cargo y quedará en manos de los intereses y estrategias de De Lorenzo. No es una cuestión simplemente de fuero, sino de fuero y de huevo. Los diputados del PP deben saber lo que se juegan en el envite. El paso es tan grave que compromete a todos.