Javier Fernández arrima el ascua a su sardina y manifiesta que Asturias perdería 266 millones de euros con prórroga presupuestaria. La aprobación de las cuentas supone una autorización del Parlamento a los créditos para gastar en tal o cual materia. Sin la autorización no existen esos créditos, pero eso no quiere decir que el dinero sea irrecuperable, lo que ocurre es que no está a disposición del Gobierno en las primeras semanas de enero. El ex presidente Areces recuerda el 2008, como el año en que tuvo más libertad de gestión y fue el único de sus tres mandatos en que gobernó con rechazo presupuestario. La prórroga supone un retraso en la disposición de un determinado volumen de dinero, que en el caso del Principado es bastante inferior al 7,7% del presupuesto si consideramos a éste en su totalidad.

Si un gobierno adopta una política expansiva, la prórroga supone un cierto freno, pero cuando ocurre lo contrario, como es el caso del actual Gobierno asturiano, donde su gestión arroja superávit durante casi todo el año, la prórroga no supone un contratiempo real. El problema es político y ahí le duele al presidente porque el rechazo de la Cámara sería interpretado como una retirada de confianza y cuando se gobierna con sólo 17 diputados todo apoyo institucional es poco.

El presidente del Principado aclaró que una vez registrado el presupuesto en la Cámara no se pueden cambiar los ingresos. Javier Fernández deja un margen mínimo para introducir variaciones, que serían exclusivamente en las partidas de gasto. Mientras el presidente marcaba las coordenadas del debate presupuestario, el grupo parlamentario del PP aprovechaba la comparecencia del consejero de Presidencia en la Junta General del Principado, para espetarle por boca del diputado Matías Rodríguez que el presupuesto “nace muerto”. El portavoz del PP aseguró que las cuentas de Fernández arruinan el futuro de los asturianos y que no sirven para sacar a la región de la crisis. Si unimos los discursos de Javier Fernández y Matías Rodríguez, el resultado se llama prórroga presupuestaria. El presidente reduce al máximo la posibilidad de modificar los presupuestos y el PP los descalifica con la fuerza de una enmienda a la totalidad. ¿Se puede desde dos perspectivas tan dispares construir una posición común? Esto sólo lo remedia De Lorenzo con su especial forma de persuadir a los diputados populares.