El resultado de la negociación de los presupuestos plasmó el cambio operado en el último debate sobre el estado de la región, cuando por primera vez apareció el Gobierno socialista aislado, criticado duramente por los que hasta entonces habían sido sus aliados, IU y UPyD, y goleado en las votaciones: en veintisiete propuestas fue derrotado.
El naufragio del PSOE en la negociación no fue llamativo, pero el modo en que se produjo el intento de acordar las cuentas fue sorprendente y hasta paradójico.
El más interesado en el pacto era el PSOE. Nadie se jugaba tanto como el Gobierno de Javier Fernández y, sin embargo, los socialistas no hicieron el menor esfuerzo por sumar otros grupos parlamentarios a su causa. Ningún guiño ni la más leve concesión a izquierda o derecha. Abrió el proceso Javier Fernández citando a UPyD e IU. Simple intercambio de opiniones sin enseñar las partidas del proyecto presupuestario. Dado el hermetismo gubernamental, UPyD abandonó la negociación. IU hizo un último esfuerzo para forzar la discusión descubriendo sus cartas (incremento de la presión fiscal y mayor gasto social) y los socialistas no movieron ni un músculo. IU se retiró de la mesa.
Antes de producirse el abandono, IU tuvo que presionar para que Javier Fernández acudiera a las reuniones, y a punto estuvo el presidente de lograr su objetivo de no salir en la foto (el entorno de Javier Fernández ha elevado a la categoría de estrategia evitar que la imagen del líder quede asociada a frustraciones), pero los dirigentes de IU conocen muy bien los trucos socialistas y tuvo que retratarse.
Fracasado el intento de captar el voto de los antiguos aliados, el PP dijo públicamente que estaba dispuesto a negociar. Con el silencio como respuesta, Mercedes Fernández manifestó cuáles eran sus prioridades (bajada de la presión fiscal y recorte de gasto corriente) y a las pocas horas saltó raudo y veloz el portavoz del Ejecutivo, Guillermo Martínez, para rechazar las propuestas. La presidenta del PP anunció la presentación de una enmienda a la totalidad de los presupuestos, como ya había hecho UPyD.
PASIVIDAD
El Gobierno y el PSOE acudieron a la negociación sin ninguna voluntad de hacer concesiones. Pedían a los grupos parlamentarios que se adhirieran a su proyecto, sin tomarse ni siquiera la molestia de mostrar las cifras. Quienes lo expresaron con más plasticidad fueron los asesores de Ignacio Prendes -los más inexpertos en esta lid- al manifestar que “había que sacarles los datos con sacacorchos”.
El único esfuerzo hecho por los socialistas consistió en presionar al resto de partidos con predicciones apocalípticas sobre las consecuencias que traería la prórroga de las cuentas. Anunciaron que los presupuestos de 2014 serían un calco de los de 2013, para decir a continuación que la prórroga de las cuentas de 2013 sería un desastre para la región. ¿Cómo va a ser una calamidad el original y una bendición la fotocopia?
De forma sigilosa, la consejera de Hacienda lleva dos meses preparando la prórroga presupuestaria, anticipando gastos, para que cualquier proyecto tenga formalmente la apariencia de plurianual, y así la prórroga no impide que se ejecute. El Gobierno ya tiene la despensa llena para pasar el invierno. Siempre que lo considere oportuno puede acudir a la Junta General del Principado a solicitar créditos extraordinarios, como hizo el ex presidente Álvarez Areces, en el año 2008, cuando le rechazaron las cuentas.
La prórroga no genera ningún problema de gestión, pero erosiona la imagen conciliadora y dialogante del presidente, que con tanto mimo había cultivado desde el inicio del mandato coordinando el tripartito frente a la “derecha montaraz y asilvestrada”. La devolución de los presupuestos es un fracaso político de Javier Fernández.
SORPRESA
La gran sorpresa del proceso estuvo en la salida de Gabino de Lorenzo del bunker para irrumpir en la negociación (quieto todo el mundo) con una propuesta precisa al grupo parlamentario del PP: aprobar las cuentas a Javier Fernández. El delegado del Gobierno no entraba en las interioridades del presupuesto, le daba igual que subieran o bajaran los impuestos o el gasto social, lo que pedía era dar de paso las cuentas socialistas. De esa forma, De Lorenzo actuaba al modo de los grupos de presión, como un poder fáctico dentro del PP, para ayudar a su colega ingeniero de minas.
A la luz de esta actuación se explica la debilidad de los socialistas ovetenses durante los veinte años en que fue Gabino alcalde de Oviedo. El veto puesto a Masip para impedir que encabezara un tripartito (PSOE-CDS-IU) en 1991, las zancadillas a Leopoldo Tolivar cuando era líder de la oposición. Y ahora, la escandalosa propuesta de Alfredo Carreño. La jefatura del PSOE siempre vio en De Lorenzo un bien a proteger. “Rivi”, como fenómeno político y social, como líder genuino de la izquierda ovetense, es otra consecuencia del cambalache entre los socialistas y De Lorenzo.
Esfuerzo baldío el de Gabino de Lorenzo, porque no habrá presupuesto para 2014. Después del partido habrá una larga prórroga de doce meses, a la que seguirá otra de cinco, con el Parlamento convertido en aula libre sin mayorías de gobierno.