La recaudación del Ministerio de Hacienda en Asturias nos deja una conclusión positiva y otra negativa. Empecemos por la buena. En los primeros once meses del año la recaudación aumentó en 32 millones de euros con respecto al mismo periodo del pasado año. Para ponderar mejor este incremento añadamos que en ese periodo, durante 2012, los ingresos del Estado habían caído en 260 millones con respecto a 2011. En resumen que la recaudación pasó en Asturias de despeñarse a repuntar. Dentro de este dato global hay que destacar el incremento de 22 millones por el Impuesto de Sociedades, el tributo más castigado por la crisis económica. Ahí se acaba lo positivo.
Al entrar en detalles, las cosas cambian. El principal tributo del sistema fiscal español, el IRPF, sigue bajo mínimos. En los primeros once meses del año acusó un descenso del 6,4%, mientras que en resto de España la bajada fue del 1%. Junto con Extremadura y Castilla-La Mancha, encabezamos la lista de comunidades autónomas que pierden más recursos por esta figura fiscal. El segundo impuesto importante del Estado, el IVA, apenas crece el 0,9% en Asturias. Las rentas de las personas físicas siguen a la baja y el consumo de las familias crece muy levemente, tras haberse hundido desde el año 2009. Estos dos rasgos no prefiguran un panorama halagüeño para nuestra región. No se puede hablar de una mejora de la economía mientras el IRPF siga a la baja y el consumo apenas repunte.
¿Cómo ha subido la recaudación 32 millones de euros? El principal motivo es el aumento de recaudación de los llamados Impuestos Especiales (Hidrocarburos, tabaco, alcohol). La clave de este aumento descansa en el endurecimiento de la fiscalidad sobre hidrocarburos decidida por Javier Fernández: dos céntimos más por cada litro de gasolina y 2,4 céntimos por cada litro de gasoil, elevando el gravamen hasta el máximo que contempla la ley. Un impuesto regresivo que encarece el coste de la energía, vía segura para aumentar el coste de todas las actividades económicas, es la pieza fundamental de la mejora de la recaudación en Asturias. Los políticos observan apesadumbrados el descenso de los ingresos tributarios y perfilan nuevos instrumentos de compensación, de ahí el “céntimo sanitario”, que se ceba en la gasolina, o los nuevos impuestos medioambientales y sobre el carbón. Salvar la Administración a costa de obstaculizar la actividad económica.