Tras el fracaso de los presupuestos, la especulación política en la región gira sobre los hipotéticos acuerdos entre el Principado y los grupos parlamentarios de la oposición. En la prórroga presupuestaria del año 2008, el presidente Areces no tuvo ningún problema en entenderse con los partidos que tumbaron su proyecto de cuentas, hasta el punto de contar con el apoyo del PP las dos veces que solicitó autorización para suscribir créditos extraordinarios, y el respaldo de IU en el primer crédito demandado y la abstención en el segundo. En el año 2008, el Gobierno socialista, en minoría, no tuvo ningún impedimento para ampliar la gestión de recursos, con el beneplácito de la oposición. ¿Ocurrirá lo mismo en 2014?
Entre las dos coyunturas hay diferencias sustanciales. En el año 2008 se iniciaba la legislatura y los partidos no hacían cálculos electorales. En el presente, estamos a 16 meses de los comicios autonómicos y cualquier apoyo es más problemático, sobre todo si procede de partidos que disputan el mismo espacio electoral con el Gobierno. Otra diferencia es que en el año 2008, Asturias y España estaban en una dinámica expansiva, aunque la prensa llevase meses hablando de las hipotecas “subprime”; en el presente seguimos atados al guión del ajuste presupuestario y no es tan fácil asumir en los créditos las peticiones de la oposición. Hace seis años, al frente del Gobierno estaba Álvarez Areces, y ahora el presidente es Javier Fernández; dos líderes que comparten siglas e ideología, pero que tienen una forma opuesta de hacer política: Areces, proclive a aceptar retos y asumir riesgos, mientras que Fernández prefiere tener todo bajo control.
Aunque el presidente tiene nostalgia de los tiempos del tripartito, ya no será posible contar con mayorías parlamentarias estables. Para sacar adelante los créditos extraordinarios debe tomar a un partido como referencia, que puede ser IU o el PP. Con IU la convivencia no va a ser fácil, porque es el partido en que más se refugian los desencantados con la gestión socialista. Javier Fernández desconfía de hacer acuerdos explícitos con el PP (bajo cuerda el entendimiento PSOE-PP no es ninguna novedad en Asturias), máxime estando próxima la cita con las urnas, pero el PP presenta dos ventajas: debe hacer algo notorio para inflexionar su decadencia y es el socio ideal para repartirse la inversión territorial en los municipios.