En la actual coyuntura, con las encuestas arrojando mínimos históricos a escala nacional, las elecciones primarias en el PSOE constituyen un avance en democracia interna, pero también son una oportunidad política. Es la ocasión de renovar la imagen, de poder mostrar un proceso transparente y de contactar con la sociedad. En esto último cobra un especial papel las novedades importadas del socialismo francés, con la apertura del censo electoral a simpatizantes del partido. Claro está que todo esto hay que llevarlo a la práctica y no siempre es así. El mejor ejemplo de ello fue la cacicada perpetrada por el aparato del partido en Andalucía, cuando para elegir candidato a la presidencia dieron un plazo de tiempo mínimo, elevaron la exigencia de presentación de avales al 15%, y negaron al resto de candidatos el censo de militantes de partido, para que pudiera ganar Susana Díaz sin oposición. Aún así, pese al exceso de autoritarismo y los déficit de funcionamiento, hay que ser justos y reconocer que el PSOE tiene unos modos y usos internos mucho más democráticos que los del PP. Cuando Felipe González dejó el poder, no nombró sucesor y hubo unas primarias a cara de perro. Cuando Aznar se jubiló, tiró de cuaderno azul, citó a tres señores y con el dedo hizo testamento.

En Asturias no es previsible que haya competencia por el cartel electoral. Pese a barbaridades cometidas en Cudillero, y el lánguido pulso de un gobierno que no gobierna, que reforma el nuevo HUCA antes de estrenarlo, y apenas tiene presencia pública, la candidatura de Javier Fernández no tendrá contestación. La falta de entusiasmo con la gestión del gobierno no impide que los militantes socialistas sigan una máxima nunca escrita y siempre aplicada en el partido: el peor gobierno es preferible a la mejor oposición. El hecho de gobernar difiere en el tiempo la presentación de una alternativa. Por encima de todo hay que estar con el presidente que es el secretario general del partido. Puede entenderse como una visión acrítica, pero es una muestra de pragmatismo muy saludable.

En España, las primarias serán muy abiertas, y puede que con varios candidatos. Rubalcaba hará un último intento por hacerse con las riendas de la situación, pero esa sería la peor noticia para la opción electoral del PSOE. Patxi López sería otro error monumental. Del resto de nombres que están en las quinielas, el único que tiene futuro es Madina.