El Principado se arma de valor, cruza los dedos y saca Sedes a subasta. Los aspirantes tienen veinte días para presentar ofertas. En los libros de contabilidad está valorada en 26,7 millones de euros, pero se ofrece por 4,9 millones. Una ganga. Expuestas así las cosas, cabría pensar en una reñida lucha para hacerse con ella, pero es probable que no aumente un céntimo el precio con que sale a subasta. ¿Por qué una sociedad tan rebajada no atraerá a los inversores? La explicación es sencilla: debe más de 87 millones. Entre las condiciones para enajenar Sedes figura la de asumir los avales que recibió del Principado. Con otras palabras: junto con los activos de la sociedad rebajados a 4,9 millones, los compradores también tendrán que aceptar las cargas que asumió el Principado para que Sedes se mantuviese abierta. Sumados ambos conceptos, el precio final de la empresa es muy superior al que aparece en los libros de contabilidad.
Para que Sedes sea atractiva en el mercado no basta con depreciar el valor de sus activos, hasta el punto de dejarla reducida a menos de cinco millones, sino que es preciso hacer una quita de las deudas. Los 87 millones que debe constituyen una losa sobre una sociedad pública que funcionó durante muchos años con normalidad hasta que el Gobierno socialista la obligó a comprar gran parte del Palacio de Calatrava para que se instalaran allí las consejerías. La operación se equilibraba con el alquiler de las dependencias compradas, pagando una renta el Principado por ocuparlas. Como Sedes no tiene ni voz ni voto (es una sociedad instrumental), desde Presidencia se cambió de plan, y en vez de pagar un alquiler por las flamantes oficinas se decidió transferirle cuatro inmuebles para que los derribara, construyera viviendas y las vendiera. Nada de esto se hizo y la sociedad quedó arruinada. A partir de ahí empezó a ser un muerto viviente, como la Zalia, Sogepsa, etcétera.
Es posible que el Principado pueda vender Sedes por 4,9 millones, pero siempre y cuando negocie con el comprador otras compensaciones. Para conocer todos los detalles tendrán que pasar unos años. Da igual que hablemos de financiación de obras en colegios que de la venta de sociedades públicas, conocer toda la operación lleva tiempo. Tampoco supimos hasta mucho después que Sedes no recibía un alquiler por la compra del Palacio de Calatrava, sino que le endosaban unos inmuebles que fueron causa de su ruina.