La suma de discursos, actitudes, gestos y silencios indica que la Convención del PP estuvo marcada por la constitución de Vox, como partido, y el distanciamiento calculado de José María Aznar y Mayor Oreja. La idea de que fuera del PP no hay nada, relatada por Dolores de Cospedal, es un aviso para cuadros y militantes que duden sobre la línea política de Mariano Rajoy. En vez de orientar la magna reunión a reforzar el protagonismo central del PP en la sociedad española, estuvo marcada por una actitud defensiva, propia de quien siente temor hacia la propuesta de Ortega Lara y Vidal Quadras, más que por lo ya visto, por lo que puede suponer de avanzadilla para que aterricen algunos pesos pesados del PP en el nuevo partido. La posibilidad de que el electorado del centro-derecha se divida entre dos siglas, como pasó en los años ochenta y primeros noventa del siglo pasado (UCD-AP; PP-CDS), produce escalofríos en el estado mayor del partido del Gobierno.
Frente a los resquemores por la política penitenciaria de los etarras, por la falta de respuesta al desafío nacionalista catalán, o por la legislación que se prepara para regular el aborto, Rajoy sólo ofrece dos respuestas: silencio o mejora económica. El Gobierno ha pasado de estar perseguido por la gestión económica de la crisis, a poner esa gestión como escudo ante las críticas de cualquier naturaleza. En una nación con más de 5,5 millones de desempleados, el crecimiento de tres décimas del PIB en el último trimestre constituye un motivo de orgullo para el Gobierno. Esa estrategia política será acertada o equivocada, pero no es un ejemplo de política abierta, ofensiva, dispuesta a convencer a propios y extraños. Rajoy se mueve entre las respuestas escapistas (le ayuda su idiosincrasia gallega) y defensivas. Con esas herramientas hizo frente al gran escándalo de Luis Bárcenas, y de la misma manera trata la desafección de Aznar y su equipo. Si renueva el mandato de los electores se dirá que actuó con gran inteligencia, pero ahora como no sabemos el resultado que depararán las urnas nos conformamos con decir que la inteligencia y la pusilanimidad no tienen fronteras en el universo de Rajoy.
El presidente dijo que habrá bajadas sucesivas de impuestos en el 2015, año electoral. Ese anuncio ya lo hizo en 2012 y 2013, ahora queremos saber cómo será eso de “sucesivas” y qué cuantía tendrán. Me temo que para esa pregunta sólo hay silencio.