El Ministerio de Hacienda ha dado a conocer el inventario de empresas públicas que tienen las comunidades autónomas. Del año 2009 al 2013, Asturias fue la región que redujo menos entes públicos, con la excepción de Aragón, que aumentó en uno el número de organismos de carácter público regional. El Principado tenía 83 empresas públicas y en la actualidad cuenta con 79; en un quinquenio sólo rebajó en cuatro los entes que están bajo su férula, pese a las presiones del Gobierno central para que las comunidades autónomas adelgacen su sector público. Canarias y Murcia tenían más empresas públicas que Asturias y ahora cuentan con menos. Baleares suprimió 83 organismos, Galicia cerró 37 entes, Valencia hizo lo propio con 35 empresas. Otros gobiernos utilizaron las tijeras para cortar; el Principado, sin embargo, tiene una sensibilidad conservacionista con los chiringuitos.
Es muy difícil llevar a cabo una tarea en la que no se cree. Cada vez que cualquier responsable gubernamental tiene que hablar de nuestro sector público, lo primero que dice es que tiene una dimensión correcta. No se quiere mirar hacia atrás para evitar comprobaciones molestas, porque en tiempos no lejanos teníamos la tercera parte de chiringuitos que en la actualidad. En vez de gestionar desde los órganos tradicionales de la Administración se fueron abriendo empresas, que se llenaron de amigos, y que tienen la ventaja de camuflar el endeudamiento. Tiempos de vacas gordas, en que la recaudación fiscal crecía el 8% o el 10% anual, y permitía a los gobiernos autonómicos financiarse los caprichos. Cambiaron radicalmente las circunstancias, pero el Gobierno socialista se resiste a reducir el tamaño del sector público, que es la única manera de acometer una reducción estructural del déficit.
La reordenación del sector, abordada por el Principado, es una operación de imagen. Mucho hablar de fusiones y ventas, y estamos como antes. El otro día, Dolores Carcedo hablaba de fusiones de entes en la reforma de la RTPA, y a renglón seguido añadía que no comportaría ahorro. La ciudadanía diciendo que se despilfarra dinero en la RTPA, y el Gobierno socialista manteniéndose firme en su política para no privarle de un euro. Se deja sin ejecutar las partidas de inversión productiva pero se financia el gasto corriente del chiringuito, por excelencia. A eso llaman gestión eficaz y eficiente. Y se quedan tan contentos.