Nueve días después de que el temporal castigara la costa gijonesa (el vídeo de elcomercio.es batió récord de visualizaciones y abrió telediarios), el delegado del Gobierno y el consejero de Presidencia se acercaron a la villa de Jovellanos para comprobar los daños. Si las afinidades políticas rigen para los temporales, no digamos nada para la gestión de las cuentas públicas. Lo que es opaco se vuelve transparente y al revés. El Principado y el Ayuntamiento de Gijón están en prórroga presupuestaria. Una misma situación que da paso a dos formas diametralmente opuestas de gestionar. Veamos.
PRINCIPADO
El Principado no suelta prenda, no suministra un dato a los grupos de la oposición, que casi le duplican en escaños, y las semanas transcurren en blanco. Debe ser que todavía es pronto. Por no hablar, todavía no contestó a la pregunta de IU sobre el destino dado a los 72 millones adicionales con que se encontró a finales de 2013 el Gobierno regional, cuando Montoro elevó el umbral de déficit público desde el 0,7% del PIB hasta 1,06%. ¿Qué destino se dio a los 72 millones? Silencio. La consejera de Hacienda no dice nada. La principal incógnita es cuánto y en qué se gastó a lo largo del mes de diciembre. Puestos a ser imaginativos, suponemos que los 6,4 millones destinados en Navidades para actuaciones en centros escolares salieron de ahí, pero no hay confirmación oficial. ¿Y con el resto qué se hizo?
El decreto de la prórroga presupuestaria es un texto marcadamente normativo que no entra en números. Cuando estamos a mediados del mes de febrero se desconoce cómo quedaron las cifras de las partidas reflejadas en la prórroga y las modificaciones realizadas por el Gobierno. Digo esto último de las modificaciones, porque los grupos de la oposición hacen todo tipo de especulaciones. Nada más ser rechazado el presupuesto, el Gobierno dijo que estudiaba la presentación de una o varias leyes de crédito extraordinario, pero las iniciativas parlamentarias quedaron hibernadas. Sólo deslizaron algún comentario alarmista sobre el salario social (“sólo nos queda dinero hasta junio”). En la actualidad las pagas del salario social consumen seis millones mensuales (72 al año), sin incluir los 5.000 demandantes que esperan ser evaluados. Pero el salario social es ampliable, automáticamente, por ley de presupuestos. El problema está en las inversiones productivas, los planes de empleo o las subvenciones.
Se están dando todos los pasos para tener los mismos retrasos en la ejecución de la prórroga que el pasado año con los presupuestos, cuando algunas convocatorias para ayudas de I+D+i se estaban evaluando en octubre y cuando quedaron sin gastar recursos aprobados para empleo. Hasta asuntos tan queridos para el presidente del Principado como el debate sobre la financiación autonómica, se debatió esta semana en la Cámara porque lo sacó la oposición. Y eso que el grupo socialista, con el resto de grupos, votó una resolución del debate del estado de la región para formar una mesa en la que estuvieran todos los partidos con el objeto de analizar las propuestas sobre financiación. El día 7 de marzo hay que enviar la propuesta a Madrid, y la hoja está en blanco. Hermetismo y rutina, como si no hubiera 100.000 parados en la región.
GIJÓN
En el Ayuntamiento de Gijón, la política del equipo de gobierno es justo la contraria, intensa negociación con el resto de grupos y agilización de subvenciones, créditos e inversiones. Ya hay un acuerdo para financiar los planes de empleo, el desarrollo económico y las subvenciones sociales. El equipo de gobierno quiere también incluir las inversiones en fachadas de barrios degradados, pero PSOE y PP no están por la labor, porque no vaya a ser que los ciudadanos comprueben que los recién llegados son mucho más eficaces gestionando que los profesionales de la cosa pública.
La gestión del equipo de Carmen Moriyón se basa en austeridad, ahorro y ausencia de chanchullos, para poder financiar dos planes de empleo municipales y colaborar en los autonómicos (el Principado sólo abona el sueldo de peón, poniendo el Ayuntamiento la diferencia). Con austeridad, ahorro y ausencia de chanchullos logra la Empresa Municipal de Aguas (EMA) invertir 20 millones, en plena crisis económica, y terminar este año todo el saneamiento del concejo, poniendo fin al denominado “ciclo del agua”; con la misma fórmula logra duplicar el Ayuntamiento las ayudas a empresas, con programas de capital riesgo, de préstamos sin aval, y de microcréditos para autónomos. Iniciativas de ese tipo no existen a escala autonómica.
Y ahora viene lo mejor. Sobre la gestión opaca y a cámara lenta de la prórroga presupuestaria del Principado se guarda un absoluto silencio, pero sobre los afanes de invertir los recursos en Gijón se alzan obstáculos. Primero no se deja gobernar y, luego, se dice que hay un desgobierno. Los mismos que endeudaron en 90 millones al Ayuntamiento, mientras crecía el paro en 14.000 trabajadores, dan lecciones de buenas prácticas. Aunque para patetismo, nadie iguala al grupo municipal del PP, con Pecharromán a la cabeza, que tan pronto pide presentar con Fernández Felgueroso el rescate de las cocheras, como rechaza en el pleno del Ayuntamiento dinero para la operación. Su brújula es el PSOE. Se especula con una moción de censura de la izquierda apoyada por el voto secreto de un concejal del PP para sumar la mayoría. Una ópera bufa que preludia la censura ciudadana en las urnas. Hasta Rajoy se va a enterar.