Enrique Álvarez Sostres ha levantado la voz de Asturias en el debate sobre el estado de la nación. Sostres no representa a toda la región ni ha hablado en nombre de las fuerzas políticas asturianas, pero es uno de los dos diputados asturianos que ha tomado la palabra en la sesión parlamentaria –el otro es Llamazares-, y el único que se ha centrado en los problemas de nuestra región. Si Sostres no hubiese subido a la tribuna, Asturias se hubiera quedado fuera del debate, cosa que no ocurre con Galicia, País Vasco, Aragón, Cataluña, Canarias o Navarra.
El diputado de Foro criticó a Rajoy por practicar una política de aislamiento con respecto a Asturias, al poner como prueba el enorme retraso en la construcción de las principales infraestructuras de comunicación, como la autovía del Cantábrico y la variante de Pajares. El presidente respondió que la autovía del Cantábrico quedará finalizada antes de que termine este año. Pese a haber sufrido tantas decepciones con la autovía del Cantábrico por los cálculos fallidos de los sucesivos gobiernos, sigue siendo alentador que todo un presidente diga que esta vez el anuncio es verdadero. No obstante, cualquier persona que viaje con alguna frecuencia por el tramo que une Pendueles con Unquera comprenderá que es muy difícil que el vaticinio de Rajoy sea ratificado por los hechos. La otra gran infraestructura en discusión es la variante de Pajares, donde Rajoy justificó los retrasos por la gran complejidad técnica de las obras. Es indudable que se trata de una actuación llena de dificultades, pero eso ya se sabía desde hace bastantes años y la ministra de Fomento, Ana Pastor, no puso ningún reparo hasta que en mayo de 2013 el secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Rafael Catalá, transformó la variante de Pajares en un invento nuevo, al dejar los dos túneles reducidos a uno, poner vía de ancho ibérico y guardar silencio sobre el tramo La Robla-León, que es tanto como decir que la alta velocidad Madrid-Gijón queda reducida por la vía de los hechos a Madrid-León.
En los minutos finales, del ya escaso tiempo con que contaba para su intervención, Sostres puso ante la Cámara un asunto distinto: la posible utilización por parte del Gobierno de los resortes que tiene el Estado para silenciar o neutralizar a Álvarez-Cascos, como líder político con influencia en la sociedad asturiana. Un asunto muy delicado, que Rajoy negó.