La precampaña llegó a Asturias con Elena Valenciano. La candidata número uno del PSOE visitó a los trabajadores de Tenneco, estuvo con los pescadores y mitineó en Candás. La agenda típica de un candidato electoral, que muda de piel para hacerse sensible ante trabajadores con problemas. En su discurso hay que agradecerle que se haya centrado en Europa, aunque no nos haya descubierto nada nuevo, como pasa siempre con las intervenciones de los dirigentes en mítines. Criticó duramente a la “dictadura de la troika” y apeló a un voto que desborde las fronteras para impulsar un modelo de Unión Europea distinto, que sólo será posible con una mayoría socialdemócrata en el Parlamento de Estrasburgo. Afirmó que se puede hacer otra política sin tener como soporte la austeridad. Valenciano señaló que de nada vale indignarse porque se necesita votar para cambiar las cosas. Esta última reflexión viene propiciada por una novedad que presentan estas elecciones europeas: la existencia de una fuerte corriente política y social a la izquierda del PSOE. IU capta la mayor parte de las simpatías entre ese sector, otro grupo es posible que se articule en torno a candidaturas, como “Podemos”, y habrá un grupo de ciudadanos que no se acercarán a las urnas como gesto de rebeldía, no como muestra de pasotismo. El PSOE tiene que cuidar más que nunca todo lo que se agita a su izquierda. En los predios del centro-derecha ocurre lo mismo, por eso se habla de la crisis del bipartidismo.
Como ejemplo de que cabe una política distinta, Elena Valenciano nombró al Gobierno de Javier Fernández. Fue una cita amable, un gesto de cortesía, que no resiste el contraste con la realidad, ya que el Principado fue pionero en la aplicación de los recortes ordenados por Rajoy y supeditó todos los objetivos al cumplimiento del déficit público, tal como dicta el Gobierno central. Será o no una política correcta, pero no es una política distinta.
Javier Fernández también participó en el acto. El presidente del Principado realizó una intervención muy en su línea, con gusto por los conceptos y la mirada puesta en Alemania, como causa de los males que atenazan a la Unión Europea (negativa a mutualizar la deuda, recorte continuo de gastos). El lado más sólido de Javier Fernández, como político, está en la reflexión, en el discurso, en sus referencias hacia los grandes temas. El problema es que en Asturias lo han elegido para gobernar.