Arias Cañete y Elena Valenciano pasaron por Asturias para dejar su mercancía electoral. El candidato del PP llegó en coche hasta las puertas del local, escoltado por militantes del partido y el servicio de seguridad. Un candidato blindado, inaccesible a la prensa, por miedo a que retomara la reflexión del viernes pasado sobre los peligros que corren los hombres discutiendo en público con mujeres. La puesta en escena muestra la convulsión que se produjo en el PP tras el patinazo de Cañete. Le precedieron en el uso de la palabra, Mercedes Fernández, Iglesias Caunedo y Salvador Garriga. Brevísimas intervenciones, dedicadas principalmente a ensalzar la figura del gran Arias Cañete. Ante el micrófono, el candidato dijo que el PP era el único partido que hablaba de Europa, y a renglón seguido se puso a criticar la herencia que dejaron los socialistas cuando fueron desalojados del Gobierno. El exministro de Agricultura señaló que el Ejecutivo socialista había incrementado el paro en 3,3 millones de trabajadores. Para que resultara más impactante, cuantificó el ritmo del desempleo, 2.300 al día.
Seamos ecuánimes. Cuando Aznar llegó al poder había en España 12 millones de empleos (los mismos que a la muerte de Franco, pero esa es ya otra historia). Ocho años más tarde, cuando dejó la Moncloa, había 16 millones de trabajadores empleados. En el primer mandato de Zapatero, 2004-2008, aumentaron las contrataciones y se cerró la legislatura con 20 millones de personas empleadas. En cuatro años, Zapatero creó tanto empleo como Aznar en ocho. En el segundo mandato de ZP, con la llegada de la crisis económica, el Gobierno socialista naufraga y se produce la debacle que recordó Arias Cañete. El Gobierno de ZP no fue una simple máquina de destruir puestos de trabajo, tuvo cuatro años de avances muy positivos y otros cuatro de fuerte retroceso. La política no se explica con discursos maniqueos.
El mitin socialista en Gijón fue el más concurrido, hasta ahora, de toda la campaña electoral. Elena Valenciano atacó al PP con recursos propios de mitin. Todo muy barato. Luego se refirió a la problemática de los jóvenes (el peligro de que se pierda una generación entera), a los desempleados, con promesas de luchar contra el fraude fiscal, y a las mujeres (ensalzando el llamado, “tren de la libertad”). Un repaso superficial, de temas previamente escogidos, que le sirvió para conectar con la gente.