En una primera valoración tras la jornada electoral, el presidente del Principado ha declarado que descarta la formación de un gobierno de coalición con el PP; también rechaza que el Gobierno socialista vaya a hacer política izquierdista ante la aparición de Podemos y el aumento del voto a IU.
A Javier Fernández no le gusta especular con la alianza entre PSOE y PP porque choca con el discurso de la ortodoxia socialista que pronuncia en todos los ámbitos del partido, dentro y fuera de Asturias. Formalmente, nunca hubo un pacto entre ambos grupos en nuestra región, pero la convergencia de intereses, desde que Foro apareció en la vida pública asturiana, hizo que socialistas y populares actuaran de forma coordinada para obstaculizar el Gobierno de Cascos, y que hayan negociado y pactado las medidas económicas que subsanan las carencias de la prórroga presupuestaria. No hay un gobierno bipartito, pero la política asturiana avanza gracias a la entente de ambos partidos. Cuando Javier Fernández gobernaba con el respaldo de IU y UPyD, los dirigentes socialistas exhibían su capacidad de consensuar con las dos formaciones, pero ahora que lo hacen con el PP nadie ejerce de portavoz de los acuerdos. El ejemplo está en la negociación de los créditos extraordinarios que se efectuó con gran sigilo, y cuando ya estaba todo atado se realizó una ronda de conversaciones con el resto de grupos de la oposición para recoger sugerencias. Una mera disculpa protocolaria.
Por primera vez hay una fuerte expectativa de voto a la izquierda del PSOE. En los comicios europeos hubo más gente que votó en Asturias a Podemos y a IU, que a los socialistas. En política hay actuaciones que resultan forzadas. El Gobierno socialista tiene la necesidad de realizar gestos de izquierda en los próximos meses para no perder más votos por ese flanco. Bastante grave fue ya la merma de sufragios del domingo pasado como para arriesgarse a sufrir una auténtica hemorragia en las elecciones autonómicas de mayo de 2015. A escala nacional, todo el PSOE va a girar a la izquierda con independencia de que el liderazgo recaiga en las manos de Susana Díaz, Eduardo Madina o Carmen Chacón. En seis años de crisis económica no se aplicaron políticas de izquierda pero, por fin, ha emergido un electorado que se identifica con ese signo político y está dispuesto a castigar al socialismo que gobierna con el guión del PP.