Quién iba a decir que la abdicación del Rey iba a precipitar una crisis interna en el principal partido catalán. Las diferencias entre Artur Mas y Duran Lleida van a separar a las dos formaciones que cohabitaron en CiU desde las primeras elecciones democráticas. Convergencia irá por un lado y Unión Democrática de Cataluña (UDC), por el otro. Tras la ceremonia de proclamación de Felipe VI, Durán dimitirá como secretario general de CiU y abandonará la presidencia de la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados.

La decisión de abstenerse en la votación de la Ley Orgánica que regula abdicación del Rey provocó el enfado de Duran. La disculpa del viaje a América, aducida por Artur Mas, para no acudir a la ceremonia de proclamación del nuevo monarca, pudo ser in extremis rectificada gracias a las presiones del líder de UDC. Pero la gota que colmó el vaso fueron las declaraciones del consejero portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, al afirmar que el Rey renunciaba a la Corona para salvaguardar los negocios de la familia. Esto lo dice el dirigente de una formación política que tiene como presidente de honor a Jordi Pujol, el político que tiene los hijos más avispados para hacer negocios de toda España. Debería caerle la cara de vergüenza al portavoz de la Generalitat, pero ser nacionalista implica tener bula para decir cualquier barbaridad y blindaje social para que en la propia comunidad autónoma nadie ose llevarle la contraria. Todos recordamos cómo Pasqual Maragall, en un debate parlamentario del año 2005, le espetó en la cara a Artur Mas la famosa frase, “ustedes tienen un problema y se llama tres por ciento”, en alusión al supuesto gravamen que establecía en las obras públicas el Gobierno de Pujol para financiar a CiU.

Al margen de las últimas fricciones, el enfrentamiento de los dos socios nacionalistas nace del súbito cambio de estrategia de CiU al pasarse Artur Mas, con el Gobierno de la Generalitat, al campo del independentismo. Artur Mas se sumó al radicalismo nacionalista, y en las últimas elecciones autonómicas perdió doce escaños. En los comicios europeos del pasado 25 de mayo CiU quedó situada como segunda fuerza política catalana, por detrás de Esquerra. Con estos antecedentes, Duran Lleida tratará de que su partido, UDC, se presente ante el electorado con sus propias siglas, como grupo nacionalista moderado, favorable a profundizar en la vía autonomista.