Como quien no quiere la cosa, sin darle importancia ni engolar la voz, Mariano Rajoy dijo el otro día que no va a negociar un nuevo modelo de financiación autonómica. Las presiones de los barones territoriales, las especulaciones periodísticas y el deseo de regiones enteras quedaron despachados con un comentario de tono menor, sin razonar ni justificar, simplemente dado a conocer casi como preferencia personal. En la segunda quincena de julio, el Ministerio de Hacienda publicó el saldo de las balanzas fiscales, y aunque el sistema de financiación territorial es un asunto de otra naturaleza, rápidamente desde las regiones con saldo negativo se declaró que debería negociarse un nuevo modelo, para que comunidades como Valencia, Baleares, Madrid o Cataluña gocen de mayor cobertura para costear los servicios públicos.
La negativa de Rajoy no va a servir para acallar el debate ni para detener las demandas territoriales. Los nacionalistas catalanes y los socialistas andaluces quieren otro sistema, y varias comunidades del PP también reivindican una forma distinta de repartir los recursos. Demasiada presión para liquidarla con una respuesta de media docena de palabras. El presidente del Gobierno sabe que las negociaciones para implantar nuevos modelos de financiación siempre se resolvieron poniendo el Ministerio de Hacienda una pila de millones sobre la mesa; en la última ocasión, Elena Salgado resolvió el sudoku que le había dejado Solbes sacando 11.000 millones de euros de las arcas del Estado y entregándolos a las haciendas autonómicas. Rajoy no dispone de ese dinero, y por eso considera que es mejor apuntalar el actual modelo que abrir el melón de la negociación.
En efecto, el Gobierno ha tomado medidas sobre la financiación de las regiones, que no están incluidas en el modelo de financiación autonómica, pero contribuyen a solucionar las angustias económicas de los territorios. Las devoluciones del dinero recibido del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) se harán a un interés del 1%, entre el próximo mes de octubre y diciembre de 2015. Hace tres años, el FLA prestaba el dinero al 5,18% de interés. Además, la devolución del crédito tendrá un año de carencia y otro más para amortizar. Entre las dos medidas, las regiones ahorrarán 4.127 millones, que coincide con el esfuerzo que tendrían que hacer para dejar el déficit al 1%. Parche sobre parche, hasta las elecciones.