Aunque los meses centrales del verano es la época del año en que hay menos demandas de servicios asistenciales, el goteo de noticias de las últimas semanas da idea de la degradación de las prestaciones.
Estamos en cifras récord en las listas de espera de la sanidad pública asturiana. Algo más de un millar de pacientes lleva más de seis meses en la cola para ser operado. En la actualidad hay cerca de 20.000 ciudadanos pendientes de someterse a una intervención quirúrgica. En el incremento de la demora ha influido el traslado del Huca y del hospital de Mieres, pero el problema viene de atrás y acompaña a la gestión del consejero Faustino Blanco.
En el Barómetro Sanitario del Ministerio de Sanidad, correspondiente a 2013, los asturianos califican con una nota de 4,4 la demora para entrar en quirófano, una de las puntuaciones más bajas entre las comunidades autónomas. El 56% de los encuestados asegura que en caso de poder optar elegiría la medicina privada “por su rapidez en la atención”.
LISTAS DE ESPERA
Las listas de espera constituyen el gran test en la gestión de la Sanidad pública. Así lo reconoció el ex consejero socialista Ramón Quirós, cuando el mismo día en que tomó posesión del cargo anunció un plan para atajar las demoras quirúrgicas que afectaban, entonces, a 15.000 asturianos. Siete años más tarde, con el consejero socialista Faustino Blanco, hay 19.343 pacientes aguardando a las puertas de los quirófanos.
Al tomar posesión el Gobierno de Javier Fernández la lista quirúrgica no tenía ningún enfermo con más de 180 días de espera. Una herencia magnífica. No se trataba de un dato aislado, porque se mantuvo en el semestre previo al retorno del PSOE al poder. La mejora sustancial se logró con la habilitación del horario vespertino para operar, y con el desvío de pacientes a los centros concertados, dos medidas que no son del agrado del actual consejero, ya que las identifica con intereses corporativos (las jornadas de tarde hay que pagarlas) y ayudas al sector privado. Es más importante mantener la ortodoxia del catecismo socialista que satisfacer las necesidades básicas de los pacientes. Resultado de ello es la pérdida de la calidad en el servicio sanitario.
DEPENDENCIA
En los servicios sociales ocurre la misma degradación de las prestaciones, tanto en la Dependencia como en el salario social. En la primera de ellas es tan nefasta la política llevada a cabo por las administraciones (Estado y Principado) que pese a crecer el número de ciudadanos que necesitan los servicios, baja drásticamente la demanda. En Asturias los servicios de la Dependencia cuentan con 900 clientes menos que el pasado año. ¿Cómo se produce este efecto perverso?
Ha sido posible con el esfuerzo mancomunado de Estado y Principado, centrado en poner trabas y desanimar a las personas dependientes. El Gobierno central cambió las reglas del juego, retrasando hasta 2015 la atención a los dependientes leves (autonomía algo reducida), calificando como leves a los enfermos de alzheimer, y declarando incompatible la percepción de dos servicios distintos. El Principado se dedicó a lo que mejor sabe hacer: gestionar con desesperante lentitud. En ninguna comunidad autónoma se tarda tanto como en Asturias en atender a los solicitantes: 475 días de media en recibir las prestaciones. Como el 50% de los demandantes tienen más de 80 años, un buen número de ellos perecen antes de acceder al sistema. Otro grupo se ha borrado de la Dependencia por el temor causado por las facturas enviadas por el Principado, con carácter retroactivo, que alcanzaron los 5.000 euros en el caso de algún enfermo de alzheimer.
SALARIO SOCIAL
En el salario social aumenta la lista de espera (más de 5.000 personas sin recursos) y el Principado se ha quedado sin coartadas. Todo indica que la extrema lentitud tiene que ver con las resistencias políticas a extender la prestación. Me explico. El salario social fue en su día una imposición de IU en el Gobierno de coalición de la izquierda. Dado el nivel de paro, si se gestiona con agilidad, la factura subiría por encima de los 100 millones de euros, así que alargando la tramitación el gasto efectivo se modera. Me atrevo a hacer un pronóstico: la cosa mejorará unos meses antes de las elecciones.
Los datos de la Sanidad, la Dependencia y el salario social muestran la quiebra de los servicios asistenciales en Asturias, las llamadas “líneas rojas” en el discurso de Javier Fernández. Los recortes de Rajoy influyen en la degradación de los servicios, en especial en la Dependencia, pero la gestión del Principado es una pieza clave en el deterioro del sistema de bienestar.
EDUCACIÓN
La demanda sanitaria y de servicios sociales está muy relacionada con la avanzada edad de la población. En la Educación los alumnos son muy jóvenes, pero el desmadre en la gestión iguala a los anteriores. Va a empezar el curso escolar y la consejera, Ana González, no fue capaz de publicar los programas de las asignaturas de los cursos de Primaria afectados por la LOMCE. Se conformó con colgar en la web de la consejería el nombre de las áreas, los horarios, el número de horas lectivas de inglés y los criterios de evaluación. Y a correr. Con lo expuesto, ya tienen suficientes elementos de juicio los profesores para dar clase sobre las nuevas asignaturas. Aprobada la LOMCE por las Cortes Generales, el Principado, como la Junta de Andalucía, sigue la guerra por su cuenta. Con daños colaterales, por supuesto.