El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha presentado al Ejecutivo comunitario, integrado por 27 miembros. La estructura del órgano de gobierno es compleja, con distintos niveles de responsabilidad, y asentada en ocho vicepresidentes, que vienen a ser unos supercomisarios de los que depende el resto del equipo. En este último escalón se encuentra Arias-Cañete con la cartera de Acción Climática y Energía. En la elección de las personas ha primado, según Juncker, la experiencia en gestión. Es normal que Juncker nos dé esa versión, porque así aparenta tener un nivel de decisión y autonomía que se compadece mal con la realidad de Bruselas, donde cada paso que se da está en función de mil equilibrios. Los comisarios fueron escogidos, como ocurre siempre, por su valía y teniendo en cuenta el país de procedencia. Juncker ha corrido hacia el Este el centro de gravedad de la Comisión Europea, porque los países situados al otro lado del Danubio tienen ya suficiente rodaje comunitario para poder reclamar puestos de responsabilidad.

Arias-Cañete es un comisario raso, que depende de una vicepresidenta eslovena que será la titular de Unión Energética, una cartera de la que cuelga la Acción Climática y Energía del ex ministro de Agricultura español. Aunque no goza Arias-Cañete de una posición tan preeminente como la que tenía Almunia, tampoco es como para cortarse las venas. Desde la perspectiva de los intereses nacionales, la temática de la energía es fundamental, porque tenemos un estrangulamiento en las conexiones energéticas (electricidad, gas) que impiden integrarnos en el mercado continental. No le toca a Arias-Cañete decidir específicamente sobre ello, pero trabajará con cuestiones que están relacionadas.

El PSOE e IU dicen que la cartera asignada al ex ministro del PP es una mala noticia para Asturias, o más específicamente, para las explotaciones carbonera. Cuando a alguien lo ponen al frente de un departamento que versa sobre acción climática y energía, no cabe duda que no es para que brinde por los combustibles fósiles. Ahora bien, esa consideración vale tanto para Arias-Cañete como para cualquier otro político europeo. Es más, me parece más peligroso un comisario de izquierdas, con independencia del país de procedencia, porque es más fácil que esté contaminado por el fundamentalismo de los climatólogos y proponga un cierre acelerado de minas.