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Juan Neira

LARGO DE CAFE

VILLA, PUJOL Y LOS HEREDEROS

La amnistía fiscal de Villa y el origen incierto de sus 1,4 millones de euros han causado un terremoto en las filas de la familia socialista (PSOE y UGT). No es para menos. De no aparecer testimonios o pruebas en contra, estamos ante un hecho que por sí mismo supone una enmienda a la totalidad del sistema político asturiano.
Villa fue el factótum de ese sistema, por sus manos pasaron las principales decisiones, empezando por la selección de personal: Pedro de Silva, Rodríguez-Vigil y Trevín fueron candidatos y, posteriormente, presidentes del Principado, por designios del secretario general del Soma. Dos de los cuatro últimos presidentes de Cajastur llegaron al cargo por su voluntad, así como los dos últimos secretarios generales de la FSA. Por no hablar de una larga lista de alcaldes, y un sinfín de decisiones en todo tipo de materias: sin el concurso de Villa no existiría Campus de Mieres ni HC Energía estaría controlada por los portugueses. El indiscutible amo de la finca.
Con una arquitectura institucional semejante al resto de comunidades autónomas, el sistema político asturiano es una proyección de la visión del personaje: pactos protocolarios a múltiples bandas, escasa capacidad ejecutiva, discriminación ideológica en el reparto de recursos, y un potente discurso, con retórica de clase, para vestir como progreso lo que es puro retroceso.
LOS DEUDORES
Todos los que mandan son deudores del personaje, de ahí la necesidad de distanciarse de Villa. Los prohombres del socialismo asturiano, empezando por Javier Fernández y terminando por los dirigentes de la UGT, se mostraron, al unísono, sorprendidos por el descubrimiento de la fortuna, para luego arrojar su figura a las tinieblas.
Javier Fernández lo expulsó del PSOE y José Luis Alperi del Soma. Por primera vez en decenios, Villa recobra la condición de independiente. La doble expulsión responde al mecanismo psicológico de “matar al padre”, algo propio de herederos que quieren liberarse de ascendientes autoritarios. Pero también, y sobre todo, es una decisión política: construir un cortafuego para ponerse a salvo de las llamas.
Manifestar sorpresa es tanto como mostrarse ajenos al tejemaneje del líder; una vez repuestos del susto lo demonizaron, como forma de distanciarlo de las siglas. Todo muy litúrgico, pero la realidad es que Villa no era un outsider, no iba por libre, no se movía por la periferia del sistema, sino que operaba desde el centro del mismo.
Tratando de ser contundente, Javier Fernández dio con la clave: “aún más grave que el caso de Pujol”. No es más grave, Villa es nuestro Pujol. Jordi y José Ángel troquelaron los respectivos territorios autonómicos y su sello perdura tras alcanzar la edad provecta. Uno lo hizo desde el corazón de la Generalitat y el otro desde el sindicato más politizado de España. Nadie mejor que Artur Mas para comprender cómo le afectó la noticia a Javier Fernández.
Por una jugarreta fiscal de un dirigente sindical no se interrumpe un consejo de Gobierno. Si Javier Fernández dejó plantados a sus consejeros y corrió hacia la sede de la FSA para dictar bula de excomunión fue porque detectó el peligro.
El Gobierno asturiano heredó de Villa el mismo gusto por el discurso ideológico (las líneas rojas de los servicios sociales, el modelo fiscal de Robin Hood, la prioridad por el empleo) que le sirve de cobertura para llegar luego a cualquier acuerdo con el PP, donde no hay ni rastro de sus principios dogmáticos.
El esquizoide rol de Villa, con el verbo inflamado de líder de los descamisados y el patrimonio propio de un buen cliente de banca de negocios, también ha influido en la nomenclatura de nuestra región, que gasta usos y maneras de capitalismo confuciano, mimetizándose con el paisaje para ocultar su riqueza.
Desde los años ochenta del siglo pasado, hasta hoy, de los principales dirigentes del PSOE, el único que no le debe nada a Villa es Álvarez Areces. Y a ninguno propinó el líder minero tantas zancadillas y empujones como a él. Desde organizar manifestaciones en la calle hasta fabricar proyectos de ley, de todo hizo Villa para desestabilizar al Gobierno de Areces.
Ayer, mientras el coro de herederos abominaba de Villa, Areces guardaba silencio. La sobrevenida riqueza de Villa no le obliga a gesticular al ex presidente del Principado. No cabe distanciarse del que siempre estuvo lejos.
LA DERECHA
Como nuestra región es políticamente singular, los partidos de centro-derecha no van a sacar beneficio del último escándalo en las filas del socialismo astur. Si fuera al revés, excuso decir lo que habría ocurrido. Mientras los grupos del centro-derecha no comprendan que su alternativa pasa por acabar con absurdas complicidades con personajes que no le hicieron ningún bien a la región, darán la batalla política desde posiciones de inferioridad. En términos futbolísticos, el socialismo siempre empieza el partido con un gol a favor en el casillero.
Sí, la impostura quedó al desnudo. El sistema de control político-social del territorio se ha venido abajo, con sus chequeras, sus liberados, sus cuentas falsas, el discurso del agravio, el puño cerrado para no perder las monedas, la prosopopeya como forma y el partido como correa de transmisión del sindicato. De piquete revolucionario a pedir la amnistía para el capital: la farsa ha terminado. Santa Bárbara bendita.

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por JUAN NEIRA

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