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Juan Neira

LARGO DE CAFE

CUANDO EL VICIO ES VIRTUD Y VICEVERSA

Semana de gala en el Parlamento, con el debate sobre el estado de la región, única ocasión para hablar, a fondo, de política en la Junta General del Principado. El resto del año se divide en dos: anécdotas y tiempos muertos (vacaciones y resto de pausas). Podría añadirse como trabajo productivo la discusión y votación de los presupuestos, pero la costumbre (“more” es ley) en Asturias consiste en negociar las cuentas fuera de la Cámara a través de una negociación secreta entre partidos, de forma que si no hay acuerdo las enmiendas a la totalidad tumban en un abrir y cerrar de ojos el proyecto, y cuando hay acuerdo la apisonadora oficial se pule todas las enmiendas parciales en tiempo récord: una mañana.
Por una mezcla de razones personales, de partido y de clientela electoral, Javier Fernández aborda este debate desde una clave muy original que le impide sacar pecho del gran logro de su Gobierno, mientras que pretender vender como aciertos los sonados fracasos de su gestión.
ÉXITOS Y FRACASOS
En el tiempo que lleva en el poder, el gran éxito del presidente socialista ha sido la consolidación fiscal. Ojo, que no es un tema menor, ya que el equilibrio presupuestario es una obligación constitucional y, sobre todo, el principal objetivo de todos los gobiernos de la Unión Europea. Sólo desde el afianzamiento del ajuste fiscal se pueden resolver de forma eficaz el objetivo del empleo y la financiación de los servicios públicos. Hay otras fórmulas alternativas que tienen en común dejar las cosas peor de lo que estaban. Javier Fernández esconde ese éxito, porque considera que es un objetivo de derechas; Rajoy y Merkel hablan mucho de reducir el déficit público, así que no es algo que se pueda vender a la parroquia socialista. Un prejuicio ideológico que no tendrían Matteo Renzi, Manuel Valls o Felipe González.
Sin embargo, en el debate, el presidente volvió a convertir sus principales carencias en logros, al referirse a la reactivación económica impulsada por el Principado, cuando apenas hay inversión pública. Los empresarios claman por la inversión del Principado, que en la práctica no llega a los 300 millones de euros. Precisamente, una de las palancas del ajuste fiscal, versión Gobierno Fernández, consiste en rebajar drásticamente las inversiones. Lo mismo cabe decir del empleo, como prioridad teórica del Gobierno socialista, que se concreta en planes de escasa cobertura y tardía ejecución.
El presidente repitió su mantra favorito: la operación de reforzamiento y mejora de los servicios públicos esenciales (sanidad, educación y servicios sociales) realizada por su Gobierno. Lo dijo la misma semana que nos enteramos de que el Principado pone de patitas en la calle a los 37 valoradores (especialistas en evaluar los casos de dependencia) que le costó más de 30.000 euros formar. Si la media de concesión de ayudas estaba en 475 días, ahora sin trabajadores formados en la tarea puede ser mayor la espera.
En esta semana también supimos que los profesionales de la red de atención de Salud Mental del Principado cifran en ocho meses el tiempo de espera de una consulta psiquiátrica, mientras el jefe del Ejecutivo hablaba en el Parlamento de reforzamiento de los servicios esenciales.
La táctica de ocultar los aciertos y vender los fracasos como triunfos se extiende también a la forma de hacer política. Considero que una de las cualidades del presidente del Principado es su ductilidad para negociar acuerdos, haciendo caso omiso de la ideología y dándole al socio lo que necesita. Bien es cierto que hace un año no hizo gala de sus mejores dotes y la negociación presupuestaria derivó en prórroga de las cuentas. No obstante, Javier Fernández logró pactar los presupuestos de 2013, con IU y UPyD, y los créditos extraordinarios de 2014 con el PP.
Pues bien, en el debate parlamentario se esforzó en decir que no hay ningún acercamiento con el PP, cuando es de los pocos dirigentes socialistas en España que logra acuerdos con el partido de Rajoy. Caunedo (Oviedo) o Monago (Extremadura) no se avergüenzan de pactar con IU, pero Javier Fernández oculta la entente con Mercedes Fernández que le permite aprobar leyes (Ley del Presidente) y acometer inversiones y gastos.
PARA REÍR
En el debate sobre el estado de la región se pagó peaje al tema del momento, el “caso Villa”, que dio lugar a pactos formales sobre la corrupción sin consecuencias prácticas.
Hubo más acuerdos, como “la transparencia en el reparto del dinero público de la publicidad institucional del Principado”, suscrito por el partido del Gobierno. Si se quitan el maquillaje de la hipocresía, aparecerá que el dinero dado por el sector público del Principado a los medios, por diferentes conceptos, se mueve en una proporción de 30 a 1. Una chequera moderna que produce milagros, al convertir a un político pasivo en un héroe de la izquierda, capaz de torcer la muñeca al mismísimo Pedro Sánchez, o de liderar la liga de las regiones pobres, o de ampliar los derechos y libertades en Asturias, o de convertir nuestra región con sus 100.000 parados, el colapso de los servicios sociales y la escuálida inversión, en una nueva Suecia de la prosperidad y el Estado del Bienestar. Una prodigiosa transformación que sólo se logra con la alquimia del vil metal.
Adelanto para historiadores: Asturias nunca estuvo tan bien gobernada desde los tiempos de Pedro de Silva.

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por JUAN NEIRA

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