El presupuesto del Principado para 2015 registrado en el Parlamento tiene la singular característica de compatibilizar un descenso de dos puntos en el IRPF con un informe económico en el que se dice que las bajadas de impuestos impiden mantener un mínimo nivel de gasto para garantizar las prestaciones del Estado del Bienestar. Con las cifras se recortan los ingresos fiscales y de palabra se critica la minoración de impuestos. Perfecto ejemplo de incoherencia. Atrapado en el círculo vicioso de la contradicción, el Gobierno busca una salida de urgencia sobre la base de dos argumentos: el informe económico se referiría a bajadas generalizadas de impuestos, y el descenso de dos puntos porcentuales del IRPF no entrará en vigor hasta el año 2016. Veamos.
En el informe económico en ningún momento se habla de generalizadas bajadas de impuestos, se limita a comentar la pérdida de recursos fiscales, sin más añadiduras. El otro asunto tiene más gracia. De las manifestaciones de Guillermo Martínez se deduce que el recorte del IRPF es menos transcendente porque no se aplica hasta el año 2016. Así que si entrara en vigor dentro de dos meses y el Principado tuviera que renunciar a 32 millones de euros la cosa sería grave, pero como es para el otro año pierde importancia la caída de ingresos fiscales. Para el año 2015 el techo de déficit es del 0,7% del PIB, mientras que para el 2016 está fijado en el 0,3% del PIB. A menos ingresos, más déficit, sin embargo Guillermo Martínez no lo ve así ¿Cómo se explica el punto de vista del consejero de Presidencia?
Muy sencillo. El horizonte de Guillermo Martínez, como el de Javier Fernández y el resto de miembros del Gobierno asturiano, alcanza hasta mayo de 2015, cuando tendrán lugar las elecciones autonómicas. A partir de entonces empieza otra vida, porque puede que el PSOE sea desplazado del Gobierno, o en caso de permanecer haya cambio de consejeros. No tiene sentido preocuparse por los intereses generales de Asturias cuando toca mirar por las cosas de cada uno: “después de mí, el diluvio”. El Gobierno de Javier Fernández aplica una rebaja fiscal que considera negativa para Asturias a cambio de aprobar unos presupuestos que le garantizan llegar a los comicios con los deberes parlamentarios hechos. Con esas miras tan estrechas se gobierna Asturias. Un ciclo político está a punto de cerrarse entre egoísmos de partido y chapuzas de consejeros.