Acto político de IU en Gijón, con Gaspar Llamazares. La audiencia no era muy numerosa, aunque selecta: el pleno del grupo parlamentario, así como consejeros y directores generales de la época en que IU formaba parte del Gobierno de coalición presidido por Álvarez Areces. Como el diputado nacional de IU aspira a encabezar la candidatura autonómica, frente a la opción del coordinador general, Manuel González Orviz, se debe destacar que los dirigentes que acudieron al acto para hacer visible su apoyo son los mismos que hace 24 años cerraron filas en torno a Llamazares, frente a la opción rupturista representada por Gerardo Iglesias, contemplada por los socialistas con gran preocupación.
De ruptura habló ayer Llamazares. El diputado asturiano se presentó como alternativa al bipartidismo y al caciquismo. Es un discurso nuevo en IU. Al menos desde los tiempos de Julio Anguita nadie lo planteaba en la región. Hasta ahora, la posición de IU consistía en presentarse como garantía de la izquierda, abierto a alianzas con el PSOE, siempre que este grupo no se derechizara. Ahora Llamazares cambia de argumento, mete a PSOE y PP en el saco del bipartidismo para propugnar la ruptura con los llamados partidos de gobierno. A nadie se le puede escapar que se trata de una estrategia coincidente con la de Podemos, partido político nacido para derrotar a la “casta” (la casta en el discurso de Podemos hace las veces del bipartidismo en el de Llamazares). Se trata de una novedad sustancial que obligará a revisar toda la política de alianzas. Si IU rompe con el PSOE, la única estrategia de los socialistas será asociarse con el PP, cosa nada sorprendente, porque Javier Fernández lleva tiempo alimentando esa entente.
Llamazares se refirió a la crisis industrial asturiana, y echó en falta que las regiones industriales no hubieran formado ya un frente común en defensa del sector industrial. Javier Fernández propugnó una alianza territorial contra el declive demográfico, así como un pacto de las regiones pobres para no perder posiciones en el reparto de fondos inherente al nuevo modelo de financiación, pero nunca habló de una entente de regiones para proteger el sector secundario. Es posible hacerlo, pero para ello hay que tener alguna pretensión de liderazgo. El Principado dejó desmontar una fábrica detrás de otra sin pestañear. No somos los más indicados para organizar un frente en defensa de las factorías.