Mariano Rajoy cumplió con el rito navideño de valorar el 2014 desde su perspectiva de presidente. Para el jefe del Gobierno ha sido el año de la recuperación, que marca un antes y un después en la crisis económica, porque por primera vez hubo creación neta de empleo. Hay 338.000 trabajadores más cotizando a la Seguridad Social, y entre el segundo y tercer trimestre se han creado 550.000 puestos de trabajo. El presidente anunció que el próximo año será el del despegue definitivo de la economía, siempre y cuando se cumpla con una condición: mantener la estabilidad política.
Desde que empezó el mandato el objetivo político de Rajoy fue el de lograr cambiar la tendencia del ciclo económico, de la recesión al crecimiento. Cuando estalló el gran escándalo de los papeles de Bárcenas, Rajoy quiso difuminar la inconfundible caligrafía del tesorero con la mejora de la economía. Cuando Artur Mas dio un giro estratégico, del autonomismo al independentismo, Rajoy dijo que lo que nos importaba a todos era la evolución económica del país. A cinco meses de los comicios autonómicos y cuando falta un año para las elecciones generales, Rajoy rotula el año que termina con la etiqueta de la recuperación, y dice que el próximo será el del despegue: el Gobierno del PP es un avión.
Es difícil pedirle a un presidente que pretende revalidar su mandato que sea objetivo ante la realidad de su país. Las cifras de 2014 son buenas, pero los grandes problemas, como el endeudamiento, permanecen. Tampoco la reducción del déficit público es todo lo decidida que debiera. La recuperación pregonada por el presidente se basa en dos parámetros: el descenso del precio del petróleo en un 40% y la bajada de la prima de riesgo. La suma de ambos supone un ahorro de 20.000 millones de euros, que evita al Gobierno realizar nuevos ajustes y pedir más crédito. A ello hay que adjuntar una consideración elemental que nunca realizan los miembros del Gabinete: cuando se cae muy bajo, como es el caso de España, hay un margen muy amplio de mejora, de modo que ante cualquier estímulo, como el cambio del precio de la energía, el mercado reacciona con fuerza.
Rajoy hace hincapié en la estabilidad política, como condición para prolongar la recuperación. En principio, ninguna objeción que hacer. Lo más llamativo es que asocia la estabilidad al mantenimiento en el poder de PP y PSOE. Pista libre para la gran colación: bipartidismo o Podemos.