Los diputados que forman la comisión parlamentaria de investigación del “caso Villa” deciden hoy si dan por bueno el dictamen médico que exime al líder minero de comparecer en el Parlamento por no estar en condiciones de someterse a pruebas que exijan tener las facultades mentales intactas. A no ser que queramos adentrarnos por la senda del humor hay que convenir que una interpelación parlamentaria demanda del interpelado tener buena memoria y capacidad de raciocinio. Como Villa no va a aportar ningún testimonio, los diputados tendrán que esmerarse con el resto de comparecientes, entre los que está Javier Fernández. Quizás sea esta la razón por la que los socialistas estén tan nerviosos, como se pudo comprobar la pasada semana cuando Fernando Lastra atacó de forma airada al presidente de la comisión, el diputado de UPyD, Ignacio Prendes.

Al principio de la legislatura todos los integrantes del grupo socialista cortejaban al único miembro del “partido rosa”, pero terminan el mandato echando chispas contra él. El pomposo pacto de legislatura que firmaron PSOE y UPyD en el año 2012 va a penalizar en la urnas a Ignacio Prendes, que pasó casi la mitad del mandato alineado con el Gobierno, viviendo la ficción de hacer política de Estado con un sólo escaño. Ahora le toca purgar el error y enseñar los dientes de verdadero grupo opositor.

Las dos comisiones de investigación que harán sus trabajos hasta la disolución de la Cámara –“caso Villa” y ampliación de El Musel- constituyen una buena baza para acosar al Gobierno socialista, ya que tanto Villa como la obra del puerto de Gijón tienen la marca PSOE. Estas cosas no pasaban cuando el grupo socialista tenía más de 20 diputados, porque cualquier acuerdo con un grupo minoritario, como IU, le evitaba quedar expuesto en las comisiones de investigación. Lastra, como el resto de sus correligionarios, contaba con que el PP votase contra el desfile de figuras socialistas por el Parlamento, pero Mercedes Fernández consideró que ya habían hecho el trabajo sucio aprobando un presupuesto que no tiene nada de liberal-conservador, así que para el trance de las comparecencias mejor se buscaban otro Cirineo, que no apareció. A los socialistas sólo les queda cruzar los dedos y esperar que ningún compareciente se interne por arenas movedizas, porque de Villa y El Musel no puede salir nada favorable para la candidatura electoral de Javier Fernández.