Emilio León será el candidato de Podemos a la Presidencia del Principado. Aunque el número de aspirantes a ganar las elecciones es mayor, cuatro partidos se disputan realmente la hegemonía regional: PSOE, Podemos, Foro y PP. Dos de izquierda y dos de derecha, que podrían ser apoyados en la investidura por los escaños de Ciudadanos y los de UPyD, en el caso de que esta última formación logre la proeza de frenar la fuga de votantes.
A Javier Fernández, Cristina Coto y Mercedes Fernández se suma Emilio León, formando el cuarteto de “presidenciables”. Podemos es una marca reciente, pero conocida por todo el cuerpo electoral. Pablo Iglesias, secretario general y candidato a La Moncloa en los comicios de fin de año, roza el 100% de conocimiento por parte de la población. Sin embargo, en las comunidades autónomas la situación es muy diferente, ya que los líderes regionales de Podemos son ampliamente desconocidos, con alguna excepción, como ocurre con Echenique en Aragón. En vez de realizar el proceso de selección interna con tiempo suficiente para proyectar la imagen del candidato, Podemos fue el penúltimo partido en dar a conocer el nombre de su cabeza de cartel (el último partido será Ciudadanos). Cincuenta días tiene Emilio León para ponerse al frente del discurso del rescate ciudadano, propuesta estrella de Podemos. Aunque la juventud y la osadía caminan de la mano, la falta de conocimiento es el mayor hándicap con que parte Podemos para la batalla electoral. Vista la candidatura, otro obstáculo estriba en la ausencia de correspondencia entre la pirámide de población de los electores y la de la lista de candidatos de Podemos: los jóvenes se identifican con jóvenes y los viejos con viejos.
Como ciudadano de una sociedad que se considera avanzada, le pediría a Emilio León que hablara de forma muy diáfana, no sólo al explicar las medidas principales del programa electoral, sino de la estrategia que van a seguir en la sesión de investidura, aspecto clave de una legislatura en la que todos los partidos van a estar lejísimos de alcanzar la mayoría absoluta. Después de pasarse un año hablando de la casta, resultaría un fraude optar por una postura como la que postulan los mandamases de Madrid (Pablo Iglesias, Errejón, Bescansa) para el Parlamento andaluz. Poner alfombra roja a los causantes de la decadencia asturiana provocaría más desencanto que todos los pactos del bipartidismo juntos.