El programa de economía de Ciudadanos, redactado por Luis Garicano, catedrático de Economía de London School of Economics (la mejor facultad de Economía de Europa), afirma que la planificación de la alta velocidad ferroviaria se hizo sin reparar en que las líneas de AVE proyectadas no son rentables ni social ni económicamente. En consecuencia, propone que las líneas que están en fase de construcción se lleven a cabo dilatando los plazos, y que las que se encuentren en fase de planificación o contratación, se abandonen. Esta doctrina aplicada al AVE Madrid-Gijón, supone descartar la alta velocidad para dos tramos, León-La Robla (fase de proyecto) y Lena-Gijón (fase de estudio), y alargar los trabajos correspondientes al segundo túnel de la Variante de Pajares. El típico ajuste de Ana Pastor.
Seamos ecuánimes. Las líneas de AVE no son rentables ni en España ni en ningún país del mundo, con la excepción de París-Lyon y Tokio-Osaka. Esta última no admite comparación con ninguna otra, ya que une dos enormes aglomeraciones urbanas, que forman una conurbación de 38 millones de habitantes. La distancia entre ambas es semejante a la que media entre Gijón y Toledo, y a lo largo del año se trasladan 150 millones de personas en AVE. Más de 400.000 personas al día. Otra cosa es la rentabilidad social, más difícil de medir y justificación última de casi todas las infraestructuras de transporte, ya que la mayoría de ellas no son amortizables en plazos estándar. Verbigracia: la variante de Pajares, con más de 50 kilómetros de túneles, aunque no estuviera destinada para trenes de alta velocidad, sería difícil de rentabilizar contablemente, pero la alternativa sería condenar a Asturias a alcanzar la Meseta a través del túnel de La Perruca durante todo el siglo XXI, hasta que se inventen ingenios tan veloces como los trenes AVE, pero más baratos.
Dentro de la OCDE, España es el país líder en alta velocidad. Únicamente China tiene más kilómetros construidos de AVE. En la UE se considera que hacen falta 6 millones de viajeros/año para que tenga sentido construir una línea de AVE. Madrid-Barcelona tiene 5,5 millones de clientes, y las demás líneas españolas muchos menos. España invirtió 90.000 millones de euros en alta velocidad, y prevé gastar otros 38.000. Todo esto es una desmesura, pero interrumpir el AVE en León y dejar a los asturianos colgados de la brocha es como para no volver a pagar impuestos.