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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA CONVERGENCIA ASTURIANA

En Asturias se ha empezado a experimentar el plan piloto para integrar la militancia de UPyD en la organización y las candidaturas electorales de Ciudadanos. Ignacio Prendes, liberado del escaño y con el certificado de expulsión expedido por Rosa Díez en el bolsillo, ha constituido una plataforma de dimensión nacional para integrar a los “náufragos de UPyD”. Los seguidores de Prendes, con la camiseta rosa descolorida y el carné caducado, entran en una plataforma que no tiene siglas partidarias, para poder integrarse de forma colectiva en el grupo de Albert Rivera. Como dijo el ex diputado asturiano, “a veces hay que cambiar de siglas para seguir defendiendo las mismas ideas”.

Ayer se celebró la primera reunión para la integración entre dos delegaciones de Ciudadanos y de antiguos militantes de UPyD. En ella estaban los miembros más destacados de ambos colectivos, con la excepción de Ignacio Prendes. La puesta en escena no ofrecía dudas: la convergencia asturiana de UPyD y Ciudadanos, una negociación que no se pudo llevar a cabo antes por el veto puesto por Rosa Díez. Aunque el proceso todavía es confuso y tiene su cuota de improvisación, tal parece que las ideas que manejaba previamente Ciudadanos (la entrada individual de los afiliados de UPyD en su grupo, sin ser candidatos electorales) han quedado rebasadas por los acontecimientos. La dirección nacional consiente que se aborde una negociación colectiva a escala regional, así que la incorporación de los “náufragos” en el grupo de Albert Rivera va a ser en bloque.

La vía abierta por Prendes es muy interesante; desde Asturias se ha ideado una estrategia que puede ser mucho más eficaz para el sector crítico de UPyD, que la vía seguida por Toni Cantó e Irene Lozano. Pensar que en un congreso convocado, organizado y supervisado por Rosa Díez y Carlos Martínez Gorriarán, vayan a tener los adversarios de la lideresa la más pequeña opción de ganarlo es ganas de soñar con los ojos abiertos. UPyD es un partido en proceso de liquidación y cuando en la dirección de un grupo político se instala el síndrome de la autodestrucción es imposible detenerlo. Ya quedó atrás el momento de dar batallas internas en el partido rosa. No se dan unas mínimas condiciones para el debate racional, porque hay un exceso de animosidad, y no se puede fingir que hay una situación normal, mientras la lideresa disuelve direcciones regionales y monta comisiones gestoras.

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por JUAN NEIRA

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