UPyD se desangra. Al proceso de depuración iniciado por Rosa Díez corresponde la huida de la militancia del partido. Primero fueron los representantes institucionales (eurodiputados, diputados) y ahora los afiliados de base, como las decenas de náufragos que acompañan a Ignacio Prendes hacia la morada de Ciudadanos. En Aragón ocurre lo mismo, el jefe de filas se dio de baja del partido rosa y ochenta militantes le siguen para instalarse en la Plataforma Encuentro, creada por Prendes para hacer las veces de centro asistencial de náufragos hasta recibir el carné de Ciudadanos. Ochenta militantes en UPyD dejan un hueco tan grande como si se van ocho mil de un partido clásico. Rosa Díez multiplica sus intervenciones, redobla la intensidad de sus críticas, abandona el discurso político y habla como si fuese mucho más que la presidenta de UPyD, recurriendo a los modos expeditivos del propietario de un bien material, de una cosa, de un partido político. Una actuación plena de inmadurez que recuerda el comportamiento de los niños: mejor romper el juguete que cederlo a los amigos.
Lo que queda de UPyD se disolverá tras las elecciones autonómicas, cuando vuelva a ser un partido extraparlamentario en toda España, como hace ocho años. Carece de sentido la estrategia política de Irene Lozano y de Toni Cantó, reservándose para dar la batalla en el Congreso Extraordinario que se convocará tras las elecciones de mayo. En esas fechas no habrá nada que disputar, porque todo el capital político acumulado en años de brega, con aciertos indudables, se habrá dilapidado.
La ruta buena es la abierta por Ignacio Prendes, negociando con Albert Rivera la forma de incorporarse a Ciudadanos. Se pasó el tiempo de diseñar procesos de fusión entre las dos organizaciones. Una vez conocidos los resultados de las elecciones andaluzas, lo único que cabe es incorporarse al grupo de Albert Rivera. No obstante, todo tiene un “pero”. Las huestes asturianas de UPyD no pueden entrar en Ciudadanos al modo del elefante en la cacharrería. Aún en el supuesto de que el mismísimo Albert Rivera hubiera prometido a Prendes que sería cabeza del cartel electoral, no se puede entrar hasta la cocina en la primera visita al nuevo partido. Ciudadanos, con unos u otros candidatos, va a obtener un gran resultado en las urnas, salvo que se generen tensiones internas, y eso es lo que puede suceder. El más perjudicado sería Prendes.