Hoy es el día señalado para que Albert Rivera desvele el nombre de los candidatos de Ciudadanos a la Presidencia del Principado y las principales alcaldías asturianas. El superlíder trabaja con la idea del reparto: el Principado y el Ayuntamiento de Gijón para la gente proveniente de UPyD, mientras Oviedo, Siero y algún otro municipio tendrán cabezas de lista de Ciudadanos. Como ocurre siempre en los partidos de carácter nacional, el jefe del partido tiene una visión sesgada de lo que ocurre en las distintas regiones, basada en informaciones que le dan los delegados de los territorios, por llamarlos de alguna manera. Rivera tiene en una alta consideración a Ignacio Prendes, en caso contrario no tendría sentido haber puesto en sus manos la llave de acceso a la Junta Electoral, y por eso está en sus planes nombrarlo candidato a la Presidencia del Principado. Designar candidato al Ayuntamiento de Gijón a otro ex militante de UPyD se debe a las informaciones llegadas desde Asturias por el delegado del territorio de Ciudadanos, frustrado candidato al Principado y afiliado de Oviedo.
Ciudadanos tiene más afiliados en Gijón que en el resto de Asturias, así que la cacicada puede ser mayúscula. Ya se sabe que los jefes nunca se equivocan, pero las organizaciones pagan sus errores (al escribir esta frase, la mente se me va, no sé por qué razón, a la dimisión de Tony Caicoya como candidato de Foro a la Alcaldía de Oviedo. Así termina la operación conocida como “Club de Tenis (2)”, un fracaso estrepitoso de los genios que saben mucho de política y conocen muy bien la ciudad).
Ciudadanos es un partido en estado de gracia que convierte en oro todo lo que toca. La convergencia entre Ciudadanos y ex afiliados de UPyD es un acierto, y Asturias es pionera. El ensamblaje entre las dos familias no debería crear una crisis entre las bases de Ciudadanos. Rivera necesita “naranjitos” en la campaña electoral, y se va a encontrar sólo con los 67 náufragos del partido rosa que están atechados en la fundación Encuentro. Con tacto es muy fácil acomodar a todos, pero el encaje no se debe hacer a base de dar las llaves de la casa a los invitados y colocar a los residentes en la habitación para el servicio. Si Rivera viviera en Asturias solventaría la papeleta con facilidad, pero tal como vienen rodadas las cosas, el anuncio de las candidaturas puede suponer un agravio y el inicio de problemas internos en un partido que crecía sin mancha.