En la Asamblea de militantes de UPyD, celebrada hace una semana, Ignacio Prendes reconoció que llevaba tiempo negociando con la dirección nacional de Ciudadanos la integración de los miembros del partido rosa. El líder de UPyD explicó que demandó un gesto de buena voluntad a los dirigentes de Ciudadanos, al pedir que su secretaria fuera la representante del partido de Albert Rivera ante la Junta Electoral. Concedido. También les advirtió que desde UPyD sumarían miembros de otras regiones a la casa común de Ciudadanos. Preguntado por los asambleístas, el que fuera diputado de UPyD reconoció que no había hablado con los correligionarios asturianos de Albert Rivera, pero que él batallaría porque la gente de UPyD estuviera en las listas electorales y que el programa aprobado fuera el del partido rosa.

La actuación de Prendes es la propia de un dirigente que quiere salvar el trabajo político hecho por su gente y su propio futuro como candidato electoral. No es una actuación limpia y cristalina, porque cuando se está dentro de un partido negociar la integración en otro, de espaldas al resto de militantes y dirigentes, resulta feo. Rosa Díez y el sanedrín de UPyD tampoco le permitieron muchas salidas, como no fuese callar y participar en el suicidio colectivo que supone afrontar los comicios de espaldas a las demandas del electorado que desea la unión de los dos partidos. Prendes aprovechó la ocasión que se le presentaba y la vía de la integración está a punto de culminarse con éxito; los náufragos refugiados en la fundación Encuentro están listos para ser diputados autonómicos y concejales con el emblema de Ciudadanos.

Más de uno y de dos dirán que la política es así; cierto, pero también es así el mundo de la empresa y de las organizaciones sociales, culturales o deportivas. En todas hay batallas internas en las que con el pretexto de buscar lo mejor para la institución se lucha a brazo partido por medrar y asegurarse el futuro personal. El único error del proceso está a punto de cometerlo Albert Rivera, que en vez de integrar a la tribu de Prendes en Ciudadanos, guardando un cierto equilibrio para no desairar a los naranjitos, va a dar la cabecera de la candidatura autonómica y la primacía de la lista municipal de Gijón a dos dirigentes de UPyD. ¿No sería más prudente y mejor recibido por el electorado que los recién llegados fueran en segundo lugar de las listas, sabiendo que hay escaños para todos?