Final feliz para la candidatura de Ciudadanos. Se impuso el sentido común, que como todo el mundo sabe suele ser el menos común de los sentidos. Hay plena integración de los náufragos de UPyD en las listas electorales de Ciudadanos, pero respetando la primacía de los militantes del partido de Albert Rivera. El candidato a la Presidencia del Principado es Nicanor García, profesor de francés en un Instituto de Enseñanza Secundaria de Oviedo. Como número dos irá Ignacio Prendes; el tercer puesto es para otro militante de Ciudadanos, y como número cuatro figura Armando Bartolomé, ex coordinador de UPyD. Una lista binaria, Ciudadanos-UPyD, que debe llevar incorporada la cremallera de la corrección política, chico-chica.
El acuerdo era obligado y la alternativa esbozada por el secretario de organización de Ciudadanos, Fran Hervías, suponía un perfecto desastre: si no había consenso, la dirección de Ciudadanos proponía no presentar candidaturas en Asturias. Más negativo que una lista mediocre es dejar a los potenciales electores sin derecho a votarla. Imperó la cordura, hay candidaturas de Ciudadanos en el Principado y los principales ayuntamientos, estando todas ellas encabezadas por miembros del partido y en las que aparecen integrados antiguos afiliados de UPyD. El criterio seguido es el más acertado pensando en la cohesión de la militancia y en la opinión de los electores. Vivimos una etapa de gran agitación política. La mayor parte del personal siente hostilidad hacia la clase política y abomina de los profesionales expertos de la cosa pública. La gente tiende a votar a los candidatos sin pasado y sin presente, como garantía de un futuro de honradez y prosperidad. Puede parecer una locura, pero como escribió Shakespeare, “esa locura tiene una lógica”: tras años de promesas incumplidas y latrocinios descubiertos, se quiere que gente ajena a la política tenga voz en el Parlamento y pueda formar gobierno. Esa es una de las claves del súbito éxito de Ciudadanos en las encuestas.
Ignacio Prendes será diputado por Ciudadanos, y aportará inteligencia, personalidad y conocimiento de la política al grupo de Albert Rivera. Un excelente número dos. Si fuera cabeza de candidatura, Ciudadanos cosecharía muchos menos votos, porque la gente quiere líderes impolutos. A eso lo llaman nueva política, y no hay nada más necio que ir contra tendencias dominantes en tiempo electoral.