De las elecciones saldrán nuevas fuerzas parlamentarias. Todo el mundo da por cierto que Podemos y Ciudadanos tendrán acomodo en la Junta General del Principado, como en la mayoría de los parlamentos autonómicos. Un sexteto de fuerzas integrará la Cámara regional. Durante las tres legislaturas en que gobernó Álvarez Areces (1999-2011) los 45 escaños estaban repartidos entre tres partidos, PSOE, PP e IU. El famoso triángulo asturiano, en que la hipotenusa “pepera” siempre medía menos que los dos catetos (PSOE e IU) dando estabilidad a los gobiernos de izquierda. En realidad, la descripción no es exacta, porque en los triángulos rectángulos la hipotenusa es el lado más largo, y el PP asturiano no llegaba a tanto, se limitaba a jugar el papel de simple cateto ante la mayoría absoluta de la izquierda. De la Cámara triangular pasamos al cuadrilátero (Foro, PSOE, PP e IU) que tuvo una existencia tan fugaz como el Gobierno de Foro. En 2012, con la entrada de UPyD, el Parlamento se convirtió en un pentágono, abriendo la posibilidad de pactos a dos bandas, PSOE-IU-UPyD (2012-2013) y PSOE-PP (2014-2015), que le dieron aire al Gobierno de Javier Fernández. Dentro de un mes, la Junta General del Principado cambiará de geometría (seis grupos) dando paso a nuevo mapa de alianzas.
Las más diversas encuestas coinciden en señalar que el partido ganador, sea el que sea, estará muy lejos de la mayoría absoluta. Cabe imaginar que todos los grupos tendrán menos de quince escaños. Ante ese panorama se impone la negociación de acuerdos, porque en caso contrario la Cámara será ingobernable. Dada la bochornosa regla que rige la votación de investidura presidencial, donde ningún diputado puede votar en contra del candidato a presidente, no es necesario llegar a pactos para formar gobierno, pero el problema se traslada al resto de la legislatura. Sin acuerdos no habrá presupuestos, y no es admisible imaginar que Asturias esté hasta 2019 gestionada por unos presupuestos negociados por Dolores Carcedo y Mercedes Fernández en diciembre de 2014. Ambas tenían altura de miras, y dejaron atada la financiación del sistema de climatización de algunas piscinas ubicadas en ayuntamientos gobernados por PSOE y PP, pero no fueron capaces de avizorar las necesidades regionales del siguiente cuatrienio. Ante un escenario complejo, lo más probable es que Carcedo vuelva a tomar el café con Cherines. Aunque sea de máquina.