Siempre me llamó poderosamente la atención que el paro y el empleo, la gran preocupación nacional, un asunto del que todo el mundo habla, se preste a tantos malentendidos cuando se convierte en estadística nacional o regional, cuando los guarismos se transforman en munición electoral.
De entrada, debo reconocer que en España tenemos la mala suerte o la torpeza de barajar de forma simultánea dos sistemas heterogéneos de medida, el registro del Servicio Público de Empleo (la gente que se apunta al paro) y la Encuesta de Población Activa (EPA), resultante de evaluar cuántas personas entre los 16 y los 65 años trabajan o se manifiestan dispuestas a trabajar. El Servicio Público de Empleo nos informa de sus datos mensualmente y la EPA se confecciona con periodicidad trimestral.
Lo más sensato sería tomar como única referencia la EPA, ya que es el sistema de medida en los países de la Unión Europea, pero los años pasan y seguimos con el marasmo de cifras. Con un ejemplo basta para darse cuenta de la confusión a la que estamos abocados los españoles bombardeados por dos estadísticas a la vez. Según la EPA, a 31 de marzo había 5.444.600 parados en España, y según el Servicio Público de Empleo, el número era de 4.451.939. Por el camino se perdieron casi un millón de desempleados.
SORPRESA
Ahora bien, lo que sucedió esta semana sobrepasa con mucho el vaivén de cifras entre la EPA y el Servicio Público de Empleo. La sorpresa fue tan morrocotuda que por un momento pensé que Asturias se había convertido en la Alta Baviera. Según la EPA del primer trimestre de 2015, Asturias fue la región que más redujo el paro: 11.300 desempleados menos, una bajada del 11,4%, entre el uno de enero y el 31 de marzo. En el conjunto de España el descenso fue del 0,2%. Impresionante, los asturianos rompemos las previsiones más optimistas, progresamos más que en los dorados años del desarrollismo.
La verdad que las cifras no tenían ninguna lógica, somos una de las cuatro regiones que menos inversión pública tiene de España (el 65% menos que en 2003), lideramos el incremento de gasto corriente improductivo de la última década y nuestro PIB crece la mitad que la media de las comunidades autónomas. ¿Cómo podía bajar el paro por encima del 11% en un trimestre, y en España experimentar una mínima reducción del 0,2%?
Antes de que encontráramos la explicación salió el presidente del Principado a decir que “los datos son muy buenos”. Razón de más para no dejarnos llevar por las apariencias.
El primer jarro de agua fría fue comprobar que al final del trimestre milagroso había 3.500 personas menos trabajando en Asturias. ¿Cómo puede encajar una bajada histórica del número de parados con la pérdida de 3.500 empleos? La explicación estriba en que entre los 16 y los 65 años hubo una bajada espectacular de la gente que se declaró dispuesta a trabajar: 14.800 personas menos que al empezar el año. Un fenómeno que tiene diversas causas, como el viaje de vuelta de los inmigrantes a sus países, la emigración de los jóvenes y no tan jóvenes, el aumento de la población por encima de los 65 años, o simplemente, el desánimo. Tenemos la población activa más reducida de España. Sólo el 50% de los asturianos trabaja o está en paro con deseo de encontrar un empleo. La población activa en España es del 60%.
PÁRAMO LABORAL
Conclusión, cae fuertemente el número de parados porque aumenta el número de los que marchan de Asturias o desisten de buscar trabajo. Los datos no son muy buenos, son desoladores. Lo expresó muy bien Adrián Redondo, secretario de empleo de Comisiones Obreras, “Asturias se está convirtiendo en un páramo laboral”.
Nunca se había producido una bajada tan brutal de la población activa, lo que indica que la gente entiende que las cosas en Asturias están realmente mal. En el último año perdimos 21.500 personas activas (trabajaban o deseaban trabajar), y dos tercios de ellas en el primer trimestre de 2015. Parece sacado de una publicación de humor negro: el método en Asturias para que disminuya el paro consiste en expulsar a los que no tienen empleo y desanimar a los que desean trabajar, fallecimientos aparte.
En el conjunto del último año hubo una levísima mejora del empleo, con 700 personas más ocupadas, (0,18%), mientras que en España el número de ocupados creció el 3%. Somos la tercera comunidad autónoma con peor evolución del empleo en los últimos doce meses.
TRUCO
Si los cambios de cantidades los pasamos por el contraste de la calidad del trabajo el resultado es aún peor: perdimos en los últimos doce meses 5.300 empleos a tiempo completo y ganamos 5.900 a tiempo parcial. 49.000 asturianos buscan trabajo desde hace más de un año y hay 32.000 hogares con todos los miembros en paro.
Para acabar de trucar las cifras, las administraciones españolas, con las urnas a la vista, pusieron a calentar los motores creando 54.000 empleos precarios. Lo que no habían hecho en todo el mandato. Tras incumplir sus propios planes de empleo, el Principado se puso a la cabeza del empleo electoral, y el sector público asturiano aumentó en 3.100 puestos de trabajo en tres meses. Una mejora artificiosa que maquilla temporalmente la pérdida de más de 6.000 empleos en el sector privado durante el mismo periodo. Definitivamente: “son unos datos muy buenos”.