Mariano Rajoy contempla cómo se acerca la gran cita electoral de mayo, donde se pone a prueba el inmenso poder territorial acumulado por el PP hace cuatro años, con once presidentes autonómicos y miles de alcaldes, y los sondeos sobre intención de voto señalan una espectacular caída en el apoyo a su partido. El presidente está convencido de que la suerte electoral dependerá de la evolución de los indicadores económicos, pero los meses pasan, la mejora económica -con muchos matices- es una realidad, y sin embargo las encuestas adelantan una victoria de la izquierda. Para colmo de males, en el último semestre, la opción de Ciudadanos ha subido como la espuma a costa de las expectativas del PP. La oposición ataca a Rajoy con argumentos políticos y el presidente contesta con datos económicos. Una lucha de esgrima asimétrica que no está dando los resultados apetecidos por el presidente del Gobierno.
En el transcurso de un mitin en Salamanca Rajoy incurrió en hipérbole (“lo hemos hecho como nadie lo ha hecho nunca”). Una frase que se puede volver en contra del PP, porque nadie había mentido sobre la política fiscal como lo hizo el Gobierno de Rajoy, que predicó los beneficios de las rebajas fiscales y cuando se puso a gobernar aplicó una subida generalizada de impuestos. Rajoy ataca la propuesta de Ciudadanos sobre el IVA hiperreducido, pero él elevó tres puntos el IVA general. Cuando la EPA del primer trimestre de 2015 recoge que hay casi cinco millones y medio de parados en España, no se pude caer en la tentación de la autoalabanza.
Tras seis años de destrucción de empleo la tendencia ha cambiado, pero eso no autoriza a pronunciar discursos desbordantes de optimismo. No basta con decir que queda mucho trabajo, como hace habitualmente el presidente; hay dudas sobre la firmeza de la recuperación de la economía española, si no se introducen más reformas, y el presidente no avanza nada sobre ello, prefiere hacernos partícipes de la gran satisfacción que le embarga. La juventud, con el 51% de paro, no parece que tenga muchos motivos para estar contenta. En Salamanca, Rajoy les dijo a los jóvenes que no pueden rendirse nunca y que no sólo tienen derecho a equivocarse, sino que también tiene derecho al fracaso. Como ambos derechos (errar y fracasar) están ampliamente ejercidos, lo que hace falta es que el presidente les diga a los veinteañeros si van a tener la oportunidad de conocer el éxito.