Rajoy envió un aviso sobre el riesgo de que gobierne una coalición de fuerzas de izquierda, cuyo eje sería la alianza entre PSOE y Podemos. El presidente afirmó que si “el PSOE y Podemos suman mayoría, con el apoyo de grupos nacionalistas y fuerzas de extrema izquierda, se van a unir”. Considera que ante las elecciones generales habrá una alternativa que representa la moderación, encarnada por el PP, y frente a ella un conjunto de fuerzas que pueden formar un polo de radicalidad.
Estamos en plena época preelectoral, así que los calores de agosto, tan propicios otros años para la evasión, se convierten en esta ocasión en el escenario de la campaña del miedo. Nadie debe rasgarse las vestiduras por ello, ya que en todas las elecciones ocurre lo mismo: tanto la derecha como la izquierda recurren a amedrentar al público con los terribles males que traerá votar a los adversarios. ¿Cuántas veces anunciaron los partidos de izquierda que la derecha privatizaría los servicios públicos y decretaría el libre despido? ¿En cuántas ocasiones los grupos de derecha advirtieron que la izquierda acabaría con la libertad de mercado y aprobaría unas normas fiscales confiscatorias? Al final, unos y otros han pasado por el gobierno sin que se cumplieran los terribles vaticinios. Lo más llamativo es que cuando gobierna el PSOE hace cosas muy parecidas al PP (privatizar), y cuando gobierna el PP toma decisiones que parecen copiadas del PSOE (subir los impuestos). El cuestionamiento del bipartidismo nace de la necesidad de llevar a cabo una política distinta a la de los dos partidos.
En España nunca hubo gobiernos de coalición. Esa vía ha estado reservada hasta ahora para las comunidades autónomas y los ayuntamientos. No creo que PSOE y Podemos formen un gobierno de coalición, pero sí me parece plausible que Pedro Sánchez pueda ser investido como presidente con los votos del partido de Pablo Iglesias. En treinta y ocho años de democracia ningún líder renunció al apoyo de los diputados de otro grupo. Si Pedro Sánchez llega al poder con el apoyo de Podemos será porque Rajoy no fue capaz de pactar con Albert Rivera, o porque la entente del centro-derecha no contó con los suficientes escaños para superar a la izquierda. La verdadera cuestión de fondo que subyace en las declaraciones del presidente es si el actual PP, liderado por Rajoy, es una garantía frente a la amenaza de una alianza radical. Como mínimo, hay dudas.