Llamazares salió al paso de las declaraciones de Daniel Ripa, en las que veía imposible una confluencia de las dos fuerzas en una candidatura para las elecciones generales, al considerar que IU en nuestra región mantiene una alianza estratégica con el PSOE. Para Llamazares, la posición electoral de ambos partidos debe venir definida a escala estatal, ya que negociar región por región es incurrir en el modelo de negociación del “salchichón, troceado por rodajas”. La alusión a la estrategia del salchichón está tomada por el dirigente de IU de la negociación española para entrar en la Comunidad Económica Europea. En aquel momento, la dureza de las posiciones comunitarias con el aspirante a socio se llevaba a través de una estrategia que se dio en llamar del salchichón, que consistía en rebajar las peticiones españolas, capítulo por capítulo (rodaja tras rodaja) hasta que del salchichón sólo quedara el nombre. En las manifestaciones de Ripa no veo el salchichón ni las rodajas, sino el intento de mantener la coherencia entre la política que se sigue en cada comunidad autónoma y la candidatura que se presente a los comicios generales. Si Podemos e IU chocan en la Cámara regional resulta incoherente que vayan juntos a las elecciones al Congreso de los Diputados. Una candidatura que trate de formar una alternativa al bipartidismo no puede incluir a un socio del principal partido del bipartito.
La posición de IU en el Parlamento regional entronca con la política desarrollada por esta fuerza política en anteriores legislaturas. La idea de favorecer un “gobierno de izquierdas” -entendiendo por tal la entente entre PSOE e IU- responde al sentimiento de muchos votantes, pero no tiene la patente de un gobierno de unidad de la izquierda. El 31% de los escaños de la Junta General del Principado corresponden a fuerzas situadas a la izquierda del PSOE, y la estrategia de Podemos pasa por crear una alternativa a partir de esa realidad. Es evidente que no representa una mayoría de gobierno, pero tampoco la unión de PSOE e IU supone la plasmación de la mayoría parlamentaria. Son dos posturas contradictorias y las dos respetables. En lo que no lleva razón Llamazares es en pedir alianzas estatales, en detrimento de los marcos autonómicos, porque sabe que no es posible imponer una alternativa desde los estados mayores de los partidos. No puede un político tan autonomista dar por buenos usos centralistas.