Josu Erkoreka salió al paso de la polémica sobre el cupo advirtiendo que se trata de una estrategia de hostigamiento que puede provocar una fuerte reacción de la sociedad vasca. El portavoz del Gobierno de Vitoria ironizó sobre los planteamientos del Principado, al considerar que la suspensión del cupo no solucionaría los problemas de Asturias.

Tengo un recuerdo nítido de Erkoreka como portavoz de la minoría nacionalista vasca en el Congreso de los Diputados, con su escasa facilidad de palabra, argumentos de partida de mus y nulos conocimientos históricos. La fuerza de Iñaki Anagasti -un hombre injustamente valorado por su forma de disimular la calvicie-, como máximo representante del PNV en Madrid, dio paso al perfil plano de Erkoreka. Por ello me llevé una sorpresa cuando Urkullu lo recuperó para formar parte de su gobierno, con una responsabilidad tan importante como la de portavoz. Con esos antecedentes puede entenderse que su forma de aterrizar en la polémica sobre el cupo no haya sido muy brillante. Dudo mucho que al Gobierno vasco le interese confrontar con el Principado. La primera decisión en toda polémica consiste en elegir bien al interlocutor. Una mala elección impide salir airoso de la controversia. En este caso podemos decir que el Gobierno de Vitoria no tiene nada que ganar polemizando con el Principado ni con otras regiones de similar estatus. Por definición, el PNV sólo confronta con el poder central. Como excepción, cabe aceptar que el Ejecutivo vasco salga al paso de una campaña orquestada desde Andalucía (por su gran peso en la España autonómica) o desde la Comunidad Autonóma de Madrid (por lo que simboliza ese territorio), pero con el resto de regiones no tiene sentido intercambiar acusaciones. Tiene razón Erkoreka: los problemas de Asturias no dependen de la existencia del cupo, pero acabar con el privilegio foral sería un paso de gigante para asentar las relaciones territoriales sobre el principio de equidad.

Ahora bien, seamos un poco autocríticos. ¿Tiene sentido que Asturias relance ese debate a dos meses de las elecciones generales, con la Generalitat catalana jugando a subvertir el orden constitucional? No recuerdo otro momento más inoportuno para cuestionar el cupo. En una ocasión, Erkoreka dijo algo así como que la mejor Constitución era la que tenía las páginas en blanco. A ver si nuestros gobernantes son un poco más inteligentes que Erkoreka.