Espectacular operación de la Guardia Civil contra la corrupción de la Generalitat Catalana. La investigación de la trama del 3% da paso a la detención de siete empresarios que obtenían contratos de la Administración y al tesorero de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), el partido fundado por Jordi Pujol (meter la mano en el fuego por él implica quemadura de tercer grado) y que ahora preside Artur Mas. También han sido detenidos el director de “Infraestructuras.cat” -el ente que licita la obra pública de la Generalitat- y el presidente de la Fundación Catdem, vinculada a Convergencia y dedicada a promover ideas sobre el progreso de Cataluña. También han sido registrados algunos ayuntamientos donde los empresarios detenidos obtuvieron la gestión de servicios (limpiezas, basura). En resumen: un torpedo en la línea de flotación del nacionalismo independentista, que gesticula con una mano dibujando patrias primigenias, y con la otra calcula el tres por ciento de toda operación mercantil que se le pone a tiro.
Hay un brutal contraste entre las aclamaciones que realiza el ejército de voluntarios independentistas a Mas, cuando les habla de bellos ideales, y las actuaciones de los altos cargos del partido del “honorable”, centradas en cosas demasiado terrenales. En la presente coyuntura, la contradicción entre nacionalismo y democracia alcanza su punto álgido en Mas y Convergencia, que tratan de ocultar la realidad envueltos en la bandera del victimismo. En medio del trajín de los registros y las detenciones, el “president” realizó una comparecencia pública para decir que “Convergencia y yo somos piezas de caza mayor”. En efecto, la caza mayor está relacionada con el tamaño y el peso del animal que se trata de abatir, y la trama del 3% es una suma considerable. No es una minucia. No se trata del regalo de un coche o el pago de una fiesta. Es una exacción ilegal que funciona como un impuesto indirecto, que tiene la gran ventaja de todos los impuestos indirectos: la facilidad de recaudación. Y al igual que el IVA, también las exacciones del 3% se transmiten en forma de cascada hasta el consumidor final que paga con el sudor de su frente la robadera generalizada de los responsables públicos. Las urnas ya han puesto las cosas en su sitio: la Cataluña real es tan plural como cualquier otra comunidad autónoma. Les toca a los jueces procesar a los culpables que se ocultan detrás de la senyera.