Tal como le había dicho a Mercedes Fernández, Agustín Iglesias Caunedo convocó una rueda de prensa para hablar sobre la trama del agua que le llega hasta el cuello. El ex alcalde de Oviedo mostró el extracto de una cuenta bancaria en el que aparecen los pagos que realizó en comidas, entradas a museos y a recintos deportivos, todos ellos pertenecientes a un viaje que hizo a Nueva York. En el extracto no hay constancia de ningún desembolso por concepto de alojamiento o viaje. El dirigente del PP no facilitó una copia a los medios de comunicación. Teniendo en cuenta que en el ordenador de Joaquín Fernández, el “abrelatas” de Aquagest para los ayuntamientos, constan pagos realizados a Iglesias Caunedo en más de un viaje, el justificante presentado por el político carbayón da una cobertura muy limitada. En la rueda de prensa, el ex alcalde afirmó repetidamente que no hay pruebas en su contra, y que todo se trataba de una cacería personal y política contra él. ¿Quiénes son los cazadores? Iglesias Caunedo lo ignora. Ante distintas preguntas alegó desconocimiento por no haber tenido acceso al sumario. El ex alcalde fue rotundo en dos asuntos: no hay nada en su contra y no se le pasó por la cabeza la posibilidad de dimitir. En la comparecencia, el sudor resbalaba por su rostro, pero en su caso no es sinónimo de angustia, sino de normalidad. En ningún momento dio la imagen de un hombre hundido, aunque la jauría acosa.
Ya tenemos dos formas de reaccionar entre los dirigentes del PP: Aréstegui dimite, Caunedo se reafirma. Ninguno de los dos fue citado por el juez; los dos pueden alegar que se enteraron por los periódicos y que son ajenos a todo lo que se les atribuye. En el caso de Aréstegui, el “abrelatas” le habría presuntamente suministrado cobertura para remodelar un dúplex y algunos otros gastos, y en el caso de Caunedo las presuntas ayudas serían en concepto de viajes, hoteles y desenfreno. Situaciones homologables y respuestas opuestas. Puede que la diferencia no estribe en dos formas distintas de entender la política o de sentir apego por la poltrona, sino en el margen de resistencia ante Mercedes Fernández. Cuando se conocieron los primeros datos, Cherines fue mucho más dura con Aréstegui que con Caunedo, y sólo cuando se vio empujada por el eco social levantado por el escándalo pidió cuentas al ex alcalde de Oviedo. Ahora veremos si se conforma con un extracto de banco o si hace lo que tiene que hacer.