En la crítica al proyecto de presupuestos del Principado la dirección regional de Podemos se adentra en un terreno por el que no suele transitar la izquierda: la reforma del sector público. Exigen que se termine con las duplicidades, que se elimine gasto superfluo que se oculta bajo la etiqueta de gasto social y que se reduzca el personal de libre designación. Son propuestas modestas que no entran en el meollo del asunto: la estructura generada en los años de crecimiento, imposible de financiar con los ingresos ordinarios. La Administración dejó de ser una ayuda para los ciudadanos a convertirse en una losa al ser la razón de los elevados impuestos y el crecimiento constante de la deuda. El excesivo tamaño de la Administración solo beneficia al partido que gobierna, porque da músculo al poder y se convierte en un espacio adecuado para que los amigos tengan un trabajo bien pagado y de calidad. IU no lo cuestiona, ya que todo lo que aparezca bajo el rótulo de lo “público” le parece bien, y los sindicatos están de acuerdo porque salen beneficiados con una administración grande, llena de empleos. No habría nada que objetar, si no fuera porque les toca a los ciudadanos pagar más de 35.000 nóminas. El sector público causa la envidia del sector privado que vio cómo la crisis económica provocaba despidos y recortes de sueldos entre la indiferencia de la clase política. Los mismos gobernantes que les daban la espalda recurren al déficit para devolver una paga extra anulada a los funcionarios en el año 2012. Toda la vida hubo clases.
Guillermo Martínez, portavoz del Gobierno, considera que hay margen para entenderse con Podemos. Yo también lo creo. El Principado estiró las cuentas como un chicle para contar con el apoyo de IU y Podemos. Si los diputados de Podemos consideran que el apoyo explícito al presupuesto es un exceso, basta con que se abstengan. El gasto social alcanza el 69% del presupuesto para que Podemos no presente una enmienda a la totalidad de las cuentas. Mostrada la zanahoria, Guillermo Martínez enseña el palo: en caso de prórroga presupuestaria, habrá menos dinero para la Sanidad y la Educación, bajará la inversión (¡más todavía!) y no se podrán hacer actuaciones como la reforma del hospital de Cabueñes. Por cierto, juraría que cuando presentaron el proyecto de Cabueñes hablaron de un millón de euros, y con las rebajas de otoño se ha perdido la mitad por el camino. Será porque es en Gijón.