La coyuntura es harto inconveniente para los líderes políticos al juntarse la campaña electoral con los presupuestos del Principado. Cuando toca halagar al público con promesas electorales hay que sincerarse con la aprobación o rechazo presupuestario.
IU fue el partido que lo tuvo más claro y pidió que la decisión sobre las cuentas regionales se tomara tras haber hecho la digestión de las papeletas electorales. En las campañas los candidatos de IU dedican la mitad de sus discursos a atacar al PSOE, pero en los presupuestos asumen el proyecto del Gobierno socialista como si fuera propio. Pregunta: ¿los socialistas están en el bando de los buenos o de los malos? Respuesta: antes de pasar por las urnas siempre son malos, pero luego se incorporan al bando de los buenos.
El PSOE no tiene tantos problemas. Durante la campaña, IU no forma parte de su discurso, que va a girar sobre el PP y Cascos. Las únicas críticas –muy medidas-, en el espacio de la izquierda serán para Podemos. Si el PSOE pidió aplazar la votación sobre los presupuestos es para no sacar a la luz las incoherencias de sus potenciales aliados.
Al centro-derecha le da igual. PP y Foro coinciden en todo: enmienda a la totalidad de los presupuestos y lista conjunta ante los electores. Si no fuera por el “caso Pokemon” la felicidad en el PP sería absoluta, porque está a punto de quedarse con la exclusiva del espacio del centro-derecha asturiano, única forma de volver a tener más diputados en el Parlamento que jugadores de un equipo de fútbol sobre el césped. Foro va a tener uno o dos parlamentarios, una auténtica hazaña gestada en los despachos que nunca obtendría en las urnas por sus propias fuerzas. El acuerdo electoral despierta suspicacias en el único sitio relevante donde Foro tiene poder: Gijón.
PRESUPUESTOS
Para desenredar el maridaje de presupuestos y elecciones, tiremos por el cabo de las cuentas regionales poniendo las cartas boca arriba.
La decisión –aprobación o rechazo- de los presupuestos tiene una dimensión esencialmente política y en segundo lugar, económica. No al revés, como se suele presentar. Hay que reconocer que en todos los parlamentos la luz verde al presupuesto refuerza al Gobierno y el rechazo lo debilita. Esta realidad en Asturias se encuentra acentuada, porque las cuentas apenas contienen novedades sobre años anteriores, de modo que no hay variación en la distribución de recursos. Puro continuismo. Esta valoración molesta a los impulsores del presupuesto que quieren ver en pequeños retoques la huella del reformismo.
El verdadero impacto es el político, al contar el Gobierno con sólo catorce diputados y venir de una sesión de investidura más accidentada que en ocasiones anteriores. El presupuesto adquiere carácter de cuestión de confianza. A esta interpretación colabora lo sucedido en enero de 2012, cuando la Cámara rechazó el presupuesto de Foro y Cascos convocó elecciones. Un gesto que no fue entendido por los ciudadanos y trajo unas consecuencias funestas para el partido.
Tan secundaria es la dimensión económica del presupuesto, que en el actual acuerdo entre PSOE e IU, la propuesta estrella son dos impuestos medioambientales sin consecuencias económicas. Una operación de imagen ante los electores. La experiencia parlamentaria asturiana demuestra dos cosas: los créditos extraordinarios dan una cobertura similar a los presupuestos para desarrollar los programas de gobierno; en caso de duda basta repasar la gestión del Gobierno de Areces a lo largo del año 2008 o la del Gobierno de Javier Fernández en 2014; y el juego de las enmiendas parciales tiene un recorrido muy corto si se pretende cambiar la gestión de un gobierno, como quedó ejemplificado cuando una oposición mayoritaria trató de alterar las preferencias políticas del Gobierno de Sergio Marqués.
GIJÓN
Vayamos con las elecciones. Desde una perspectiva asturiana, las elecciones van a dilucidar tres cosas: si se mantiene en pie el bipartidismo, si en el espacio de la izquierda radical la hegemonía de Podemos, alcanzada en las autonómicas, se consolida, y el comportamiento de una candidatura de derecha unificada. Vayamos con esta última.
La lista del PP y Foro no suscita reacciones en Oviedo, Avilés, Mieres o Langreo, por citar algunos de los municipios más importantes de la región. La ausencia de representación de Foro en esos ayuntamientos hace que la derecha sea para la gente el PP. Caso contrario es Gijón, donde la Alcaldía corresponde a Foro. Para marcar territorio los ediles populares calificaron de “desgraciado” el proyecto de presupuestos del Ayuntamiento de Gijón. Desde 2012, el PP no hizo otra cosa que poner obstáculos a la gestión de Foro en el Consistorio. Ahí se ve que la unidad electoral es pura ficción.
En la gran mayoría de municipios, donde los electores ya forjaron la unidad por su cuenta borrando las siglas de un partido, reina la armonía. Donde Foro tiene peso institucional, la unidad es puro artificio. De cara al resultado electoral, al estado mayor del PP sólo le interesa la foto de Carmen Moriyón aplaudiendo a Rajoy: consolidación de escaños y moción de censura en el Consistorio. Dos logros por el precio de uno.