Mitin socialista en el Pabellón de Deportes de la Tejerona. El pasado y el presente juntos, con la presencia de Zapatero y Pedro Sánchez. El candidato a presidente de gobierno insistió en la tesis de presentar al PSOE como única alternativa a Rajoy. La gente que tenga una cierta edad recordará que en 1977, Felipe González ya hacía campaña con la teoría del voto útil. Entonces trataba el PSOE de presentar la opción del PCE como voto inútil. Ahora se repite la historia con Podemos ocupando el papel del partido de Carrillo. Sánchez señaló que Pablo Iglesias transitó de IU a Podemos y ahora trabaja para desunir a la izquierda. Lo cierto es que la izquierda llega a las urnas con tres marcas: PSOE, Podemos e IU. Como la perspectiva de las mayorías absolutas ha desaparecido del horizonte, la teoría del voto útil pierde fuerza, porque tanto sea el PSOE el partido más votado, como si es Podemos, tendrán que unirse para desbancar a Rajoy. O PSOE, Podemos e IU unen sus escaños en la votación de investidura o quedarán en la oposición.

Pedro Sánchez nos dio un ejemplo de la llamada nueva política, anunciando lo que va a hacer en los cinco primeros consejos de ministros si es presidente. La reforma laboral no durará ni una semana en pie. El nuevo Estatuto de Trabajadores se abordará en quince días, y antes de cumplir el mes presentará dos pactos: sobre Educación (derogando la Lomce) y sobre violencia de género. Antes de marzo ya estará constituida una ponencia para reformar la Constitución. Nunca vi nada igual. Casi ninguna de esas iniciativas me parece que requiera de un trato tan acelerado. Sin embargo, sobre la necesidad de presentar un nuevo plan sobre las cuentas a Bruselas, ni una palabra. Tal parece que el objetivo de fondo es borrar la huella de Rajoy en la legislación. En un mandato donde habrá cuatro grupos parlamentarios de más de cuarenta diputados, el programa de Sánchez me parece pura fantasía. Con tantas prisas, más que un cambio de gobierno parece que pergeña un programa para un cambio de régimen.