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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL DESCARTE DE LA GOBERNABILIDAD

Los cerca de seis millones de votos perdidos por PP y PSOE demandan alguna explicación. La bajada del PP, dejando por el camino 63 escaños y 3,6 millones de sufragios, refleja el fracaso de la estrategia de Rajoy, basada en la reducción del discurso político a la mera exposición de los datos económicos. La influyente opinión del consejero áulico, Pedro Arriola, hizo pensar al presidente del Gobierno que la gente quería sólo oír hablar de empleo, desechando el resto de asuntos (corrupción, desigualdades sociales).
El paro es la mayor preocupación de los españoles, pero los electores no se olvidaron de los recortes sociales, incluyendo la rebaja en el subsidio del desempleo, que Rajoy parecía ignorar en el debate con Pedro Sánchez: la mayor equivocación del “cara a cara”, tras el tremendo error del intercambio de insultos.
La falta de explicaciones ante los casos de corrupción también explica la fuerte caída del PP. Particularmente punzante todo lo tocante a los papeles de Bárcenas, al afectar a la cúpula del partido.
Otro asunto que penalizó las opciones del PP fue la postura del Gobierno ante el desafío independentista catalán. Durante tres años, Rajoy guardó silencio y sólo cuando el nuevo “Parlament” aprobó una resolución que dictaba la “desconexión con España”, Rajoy compareció ante los medios. El electorado del centro-derecha es particularmente sensible a todo lo que tenga que ver con la unidad de España. El protagonismo político de Ciudadanos nace del silencio del Gobierno ante el independentismo.
SUELO DEL PSOE
El nuevo suelo del PSOE -90 escaños- produce escalofríos entre la vieja guardia del partido, pero la pérdida de sufragios viene de atrás, y con Pedro Sánchez sólo encontró nuevas razones para acentuar la tendencia. La estrategia del secretario general del PSOE pasa por apuntarse a todo lo que se mueve y exagerar los rasgos ideológicos de la propuesta socialista. Un partido artificialmente corrido a la izquierda para competir con Podemos. Como la campaña de Pablo Iglesias fue consistente, la estrategia de Pedro Sánchez sólo hizo perder al PSOE votos por el centro sin ganar sufragios por la izquierda.
Más allá de las urgencias electorales, lo que necesita el PSOE es reactualizar el discurso socialdemócrata, para que no sea pura antigualla, mero vestigio de la pasada centuria. Particularmente grave su deriva en Madrid, Cataluña y País Vasco. En las tres comunidades tiene la sexta parte de los escaños. La caída no se remedia con juegos cacofónicos entre derechas y derechos.
Ante los errores de un gobierno de mayoría absoluta, como el de Rajoy, el más beneficiado debería ser el principal partido de la oposición. Sin la crisis de ideas y políticas del socialismo jamás Podemos hubiera alcanzado los 69 escaños. El mejor ejemplo de lo que digo es Andalucía, donde el PSOE tiene una mayor empatía con la sociedad. Con la referencia de Susana Díaz obtuvo el PSOE 22 diputados y Podemos se quedó en 10.
Lo mismo cabe decir de Ciudadanos que progresó gracias a las inhibiciones y errores de Rajoy.
Analizada la fuga de los seis millones de votos, vamos con las cifras: 63 escaños, PP-Ciudadanos; 61 diputados, PSOE-Podemos-IU. ¿Qué hacer?
CUATRO COMBINACIONES
España tiene todos los problemas de la pasada semana, más uno nuevo: la gobernabilidad. Urge solucionarlo, para hacer frente al resto. Empecemos con los descartes.
La única posibilidad de un gobierno presidido por Rajoy pasa por la abstención del PSOE. Una opción que descarta Pedro Sánchez y que se mostraría ineficaz más allá de la sesión de investidura. El intento de Albert Rivera en esa dirección resultará baldío. Ya lo verán.
La única posibilidad de que Pedro Sánchez sea presidente, al frente de un gobierno de izquierdas, pasa por el referéndum de autodeterminación para Cataluña (exigencia fijada por Pablo Iglesias). Podemos, sin las candidaturas de Cataluña, Madrid y Galicia, tiene sólo 43 escaños. Está obligado a hacer concesiones a las candidaturas aliadas, de ahí el referéndum de autodeterminación. El PSOE carece de margen para dar por buena esa propuesta.
Una vez descartados los gobiernos liderados por Rajoy y Pedro Sánchez quedaría una última alternativa para evitar las elecciones anticipadas: un gobierno de gran coalición, presidido por Soraya Sáenz de Santamaría.
No creo que los socialistas lo acepten. Sólo si esa propuesta se transforma en un gobierno de gestión, con ministros del PP y del PSOE, pero liderado por una personalidad independiente, sería asumible para los socialistas.
La alternativa a todo lo planteado son las elecciones anticipadas que favorecerían, presumiblemente, al bipartidismo. Esta vía implica estar sin gobierno durante el primer semestre del próximo año.
Las opciones expuestas las veremos pasar, una detrás de otra, en las próximas semanas. Fracaso tras fracaso llevarán a la disyuntiva final: gran coalición con presidente de consenso o disolución de la Cámara.
Mientras tanto, la Bolsa irá de mínimo en mínimo y la prima de riesgo repuntará. Y los independentistas catalanes tendrán tiempo de recuperar el tiempo perdido. Hartos del ordeno y mando de las mayorías absolutas, vamos a disfrutar del paraíso de las minorías parlamentarias.

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por JUAN NEIRA

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