Rolando Fernández, hijo de José Ángel Fernández Villa, asegura que su padre no ha hecho nada malo y que Asturias le debe mucho. A los jueces les toca sentenciar sobre la maldad o bondad de las actuaciones del ex secretario general del Soma. De momento hay un sumario abierto sobre el uso dado a 360.000 euros, donde el dirigente sindical está imputado. En cualquier caso, los juicios de valor de un hijo hacia su padre están forzosamente condicionados por el presumible lazo de afecto que les une. Honra a Rolando tener un concepto tan alto de José Ángel, pero es muy difícil que sus palabras estén pronunciadas con objetividad.
Si a los jueces les toca valorar la existencia o no de dolo en los actos realizados por Villa, a los asturianos nos corresponde calificar el papel que jugó en nuestra región ¿Tenemos una deuda contraída con el ex secretario general del Soma y hombre fuerte de la FSA por los frutos logrados con su gestión? El objetivo de Villa siempre fue defender a los mineros y, por extensión, a las comarcas del carbón. Su legendaria frase, “antes de cerrar un pozo, tendrán que pasar por encima de mi cadáver”, lo evidencia. Cierto es que al final la promesa no pasó de ser una bravata: quedaron reducidos a media docena las explotaciones abiertas, con Villa de líder del Soma. No obstante, su gestión, tanto de sindicalista como de político, tuvo como único norte los pozos de carbón y las comarcas mineras. La situación del resto de Asturias nunca estuvo entre sus preocupaciones, tratando de utilizar los recursos regionales en favor de los valles del Nalón y del Caudal. El caso más claro fue su actuación en el año 2000. En agosto de aquel año le ganó la batalla de Cajastur al presidente del Principado, Álvarez Areces, volviendo a colocar a Manuel Menéndez en la presidencia de la entidad financiera. A primeros del mes de noviembre también le ganó a Areces la batalla en el congreso de la FSA, al salir elegido Javier Fernández, el hombre de Villa, frente a Álvaro Álvarez, el candidato del presidente del Principado. Con el Gobierno regional por el suelo, les obligó a redactar el Plan Complementario para las comarcas mineras, dotado con más de 150 millones de euros, financiado con dinero de todos los asturianos. Se llamaba “complementario”, porque ya se estaba ejecutando el programa de los fondos mineros, con dinero del Gobierno central. Villa benefició a las comarcas mineras, pero el resto de Asturias no le debe nada.