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Juan Neira

LARGO DE CAFE

PARÁLISIS POLÍTICA

La política asturiana está en un impasse tras el rechazo del presupuesto y el embrollo generado por los resultados electorales en la política nacional. El Gobierno de Javier Fernández se ha quedado sin hoja de ruta, porque todos sus proyectos pasaban por la aprobación de las cuentas de 2016. Desde una perspectiva económica es muy distinto contar con un presupuesto de nueva planta a estirar uno aprobado un año antes. Más aún en el caso asturiano, ya que se trataba de archivar las partidas aprobadas con el PP y sustituirlas por otras negociadas con los grupos que están a la izquierda del PSOE (Podemos e IU). Para el presidente del Principado la aprobación de las cuentas tenía un interés añadido: visualizar una mayoría parlamentaria encabezada por los socialistas. Recordemos que en la sesión de investidura, sólo 19 diputados de 45 apoyaron al candidato a presidente. El pleno de los presupuestos tenía como misión validar la política del Gobierno que es tanto como aprobar de facto al presidente y su equipo. Fracasado el intento del Gobierno socialista de lograr la aceptación de las cuentas, sigue sin aclararse cuál es la posición del Ejecutivo en la Junta General del Principado. A lo largo del presente curso iremos viendo si el Gobierno cuenta con el apoyo de la mayoría de la Cámara o si trabaja en minoría. Esto último es una anomalía democrática que sólo es aceptable por un periodo de tiempo acotado. Esta última reflexión abona la estrategia de la pasividad gubernamental; mantener un perfil bajo evita los desaires parlamentarios, algo muy a tener en cuenta por un Gobierno, que como el anterior, considera que el transcurso del tiempo soluciona los problemas.

Unas veces de forma directa, y otras de manera sutil, se traslada desde el poder la idea de que Podemos es el responsable de la parálisis asturiana. Una idea simple que se apoya en un razonamiento aún más simple: el partido de Pablo Iglesias no se sube al carro de una izquierda que es mayoritaria en la Cámara. De aceptar esa visión ideologizada y nominalista de la política se podría prever al principio del mandato las posiciones de cada grupo durante toda la legislatura. Partidos como IU y Podemos deberían apoyar siempre los presupuestos socialistas, porque lo contrario es aliarse con la derecha. Este argumento tan sofista se ha realizado docenas de veces en Asturias para condicionar la actuación de los grupos de izquierda. Puro inmovilismo.

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por JUAN NEIRA

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